Vox Lux: el precio de la fama

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

El actor y director Brady Corbet (La infancia de un líder) presenta Vox Lux: el precio de la fama, una película que emula elementos y estilos de Lars Von Trier y Gus Van Sant.
Celeste es una joven que sobrevive a un ataque terrorista en el colegio. Junto a su hermana Eleanor componen una canción para las víctimas que termina haciéndola más popular en el ámbito musical. Sus padres contratan a un talentoso manager para que las acompañe en su travesía.

La película hace un paneo por la vida de Celeste y cómo el camino hacia la fama cambia su vida y su forma de ver las cosas.

Vox Lux: el precio de la fama no se aleja del relato convencional de cómo los artistas viven su descontrolada vida pero, al igual que Von Trier o Van Sant, el director Brady Corbet cuenta el relato a partir de dos tragedias importantes que afectan la vida de Celeste (incluso una tercera a nivel global cuando mencionan la caída de las torres gemelas). Estos golpes narrativos funcionan como catalizadores de la construcción de la protagonista. Siendo el primero un quiebre emocional para el personaje pero también una apertura hacia un nuevo mundo. Mientras que el segundo toma a Celeste a la defensiva y más combativa.

Como toda la película está armada desde el punto de vista de Celeste, el director utiliza, en mayor medida, planos cerrados de las actrices que la personifican, Natalie Portman y Raffey Cassidy, para retratar la espiral de emociones que sufren. A esto hay que sumarle una fotografía en 35mm que, en palabras del cineasta, fue utilizada para reforzar el movimiento del Dogma 95 que apuesta más a lo narrativo y a una imagen limpia y sin efectos.