Volver a empezar

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Volver a empezar: singular y errático romance

El de Isabelle Huppert es un caso excepcional en la industria cinematográfica actual. Ella -y también Meryl Streep, pero no muchas intérpretes más- es una de las pocas actrices de más de 60 años que puede mantener una carrera prolífica y con brillo propio en un contexto en el que ser joven ha cobrado un valor desmesurado.

Su presencia es también la fortaleza principal de esta película manierista y errática en la que Huppert interpreta a una empleada de una fábrica dedicada a la repostería que vive un inesperado romance con un compañero aficionado al boxeo al que triplica en edad.

Esa singular historia de amor viene acompañada del revival de su faceta de cantante pop impulsada por el festival de la canción Eurovisión, una experiencia que parecía tristemente sepultada en el pasado. El desmarque de su vida rutinaria dispara también la aparición de una serie de conflictos familiares que el film narra con un tono trillado y aleccionador.

También es desafortunado el desprecio con el que Bavo Defurne (director belga poco conocido por aquí, pero premiado más de una vez en Europa) pinta el mundo del trabajo. Admirador confeso de los fantásticos melodramas de Douglas Sirk, Defurne evidentemente se propuso emularlos, pero al menos en este caso le ha faltado la mordacidad e inventiva para estar a la altura de ese ambicioso propósito.