Voley

Crítica de Andrés B. Pohrebny - El rincón del cinéfilo

"Nicolás, Pilar, Cata, Manuela y Nacho son amigos desde la adolescencia. A los veinticinco años siguen unidos, aunque con más diferencias que puntos de encuentro. Nico propone festejar la noche de año nuevo en la casa familiar del Tigre. Sin consultar Manuela, invita a Belén, su amiga de la infancia. La resistencia del grupo se hace sentir. Belén es superficial y vanidosa. Sin embargo, su deslumbrante encanto físico hace que los varones la acepten con menos reparos y el rechazo inicial parece superado. Nicolás es un ferviente seguidor de toda teoría que se oponga a la monogamia. El amor no existe y el hombre está hecho para saciar su deseo sexual con la mayor cantidad de mujeres posible, el resto son mandatos sociales, dice. Fiel a sus ideas, Nico seduce y pasa la noche con cada una de las chicas. Después de estar con Manuela - novia de Nacho, su mejor amigo - descubre que está enamorado. El sentimiento es irrefrenable y no duda en declararlo. El grupo entra en crisis. En medio de reproches y sinceramientos se sabrá que Nicolás no fue el único que rompió las reglas de la amistad".

La historia protagonizada por cinco veinteañeros de clase media alta, en lo económico, pero intelectualmente superficiales, vacíos, apunta, como única meta manifiesta de la juventud a invertir su tiempo pasado, presente y futuro sumergidos en el sexo, la droga, el alcohol y los conflictos colaterales que pueden emerger entre sus interrelaciones.

La propuesta sonaría interesante (rememorando quizá algunas realizaciones italianas y francesas de los '50 y '60), encarada como mero entretenimiento o apuntando a una apreciación crítica de actitudes y conductas humanas, enmarcada en cualquier género, considerado entre la tragedia y la comedia, pero planteo, desarrollo, entramado y culminación de las ideas temáticas, narrativas, conceptuales y estéticas presentan en el guión un tratamiento inconsistente y vacuo, tanto en las situaciones, los conflictos insinuados, como en los diálogos. Los personajes, como tales, sufren las lógicas consecuencias de los errores cometidos por el guionista primero y el realizador más tarde, lo que resiente la lógica, la verosimilitud, y la natural progresión dramática del relato y de quienes lo viven. Técnicamente sin peso, y en lo actoral sin gravitación.

Los problemas planteados en éste caso no son lo excepcional en nuestra cinematografía de ficción, pues presenta, en mayor o menor grado, el deterioro agravado en el tiempo, durante las últimas décadas, respecto de los valores artísticos y/o comerciales de las obras generadas por nuestra producción, pudiendo rescatarse un mínimo porcentaje respecto de los estrenos anuales.