Voces doradas

Crítica de María Paula Iranzo - Cine Argentino Hoy

No debe haber nada más complicado en este mundo que dejar el país que te vio nacer y llegar a otro, más si se habla un idioma completamente diferente. En base a esto, Evgeny Ruman dirigió Voces Doradas, film que forma parte del primer Festival de Cine Israelí en Argentina, entre el 24 de febrero al 3 de marzo.
El film se centra en Victor y Raya Frenkel (Vladimir Friedman y Mariya Belkina), una conocidísima pareja de actores de doblaje rusos que en 1990 -tras la caída del Muro de Berlín- se van de su país de origen para comenzar una nueva vida en Israel, donde las ofertas de trabajo para gente como ellos escasean, y mucho. Tanto, que ella decide aceptar un ofrecimiento en un call center erótico para clientes ruso-parlantes.
No es la típica película sobre choque de culturas, es más sobre la necesidad de comunicación, tanto entre comunidades hermanas como entre la misma pareja. Además, toca de una manera desopilante, temas de auto descubrimiento -personal y sexual-.
La pareja principal hace que esta película se vea entretenida y llevadera; la actuación de Mariya Belkina como Raya tiene esa mezcla de asombro, adaptación y, por momentos, resignación que hacen que brille en pantalla.
Para quienes no conozcan este cine, es un gran punto de partida, ya que la película no es pesada y hay un muy buen equilibrio entre el drama y la comedia.
La situación en la que se encuentran ambos personajes no es fácil, sobre todo en esa época, donde más de 1 millón de rusos migraron hacia Israel en un lapso de 10 años -el propio Evgeny Ruman, nacido en la actual Bielorrusia, es una de esas personas-. Son los momentos desconocidos que derivan de los grandes momentos de la historia.