Vivir de noche

Crítica de Roberto Iván Portillo - Cuatro Bastardos

Vivir de noche: Hombre hostil.
No dejemos atrás al cine de Ben Affleck que nos presenta su cuarta entrega con mucha prosa arriesgada pero emocional.
Cuarta película y segunda adaptación de una novela de Dennis Lehane que realiza el director norteamericano. Además de protagonizar, escribir y producir la cinta en cuestión.
Esta vez será un gangster con artilugios ya vistos en su filmografía anterior, todo listo para reconocer su mano inamovible que viene acechando hace varios años ya.

Cuando pensamos en la ley seca (prohibición de vender bebidas alcohólicas) delegada en 1920 en EEUU, y que estuvo vigente por más de una década, automáticamente nos salta la imagen de uno de los mafiosos más importantes de la historia: Al Capone. No es el caso de la cabeza de Ben Affleck quien decidió no sacar a tal figurar en su film, ni siquiera mencionarlo.
Ambientada en los bullicios años `20 en la ciudad de Boston, un humilde excombatiente de la Primera Guerra Mundial, Joe Coughlin , se mete constantemente con los mafiosos más temido de la ciudad ¿Para qué y Por qué? No otra cosa que para hurtarlos y saquearlos. Pero su vida dará un giro cuando su novia/amante lo traicione y lo deje en jaque con una vida tortuosa y solitaria de nuevo.

El exladrón decidirá cambiar el curso de su vida al no tener lo que más apreciaba en ella. Para concretar tal transformación tendrá que irse sacudiendo en pequeñas pruebas que pondrán al cuestionamiento su moral. No será sencillo teniendo a un padre policía, varios enemigos logrados en su existencia anterior y una carga empática con los acusados que no podrá controlar.
El trío femenino de Zoe Saldana, Elle Fanning y Sienna Miller serán las amenazas más importantes que deberá superar el obsesivo de la acción para saber realmente lo que quiere. Las mujeres sabrán las verdaderas debilidades de Coughlin quien no podrá evitar la seducción y trampas que ellas dejarán.

El hilo conductor que llevará a este antihéroe hacia su final será su propia autodisciplina que no tardará en explotar en varias escenas del largometraje. Se guiará en un camino de “uno crea su propia suerte”, hasta replantearse así sí mismo como un hombre que ha tenido mucho infortunio o solo una persona que ha abusado de su fortuna.

La acción no está afuera de este melodrama (casi) existencial que marcará en el comienzo uno de los principios más excitantes del año. La primera parte es jugosa y equilibrada en tensión de la trama. Es el propio Aflleck quien propone de nuevo una recreación con voz en off y una presentación de sus protagonistas a través de sus propios actos.
La sinuosa fotografía y la dirección de arte recrean a la perfección el ambiente cínico y taciturno en lo que se desarrolla el drama, símil al cine de Clint Eastwood.
El actor de Town (2010) se vuelve a lucir como director pero en esta ocasión no se impone de tal manera que las piezas queden totalmente cubiertas. Hay una carencia importante en los personajes que abundan y hacen un juicio final entre todos. Como una reunión general de todo el equipo para saber qué fue lo que aprendieron. Demostrando que su mayor dificultad en sus producciones es su propia actuación.
Sin embargo, no faltarán los homenajes al cine clásico, diálogos ingeniosos y alguna que otra escena genuina que nos mantendrán tenso durante las dos horas y quince minutos que dura la función.

Después de Argo (2013), la espera de “Vivir de noche” a la pantalla grande debería ser uno de los acontecimientos más esperados. No lo será. Aunque eso no quitará que la obra nos de varios minutos de entretenimiento de alta calidad y nos brinde una experiencia absorbente y resonante.