Vivir de noche

Crítica de Germán Morales - Proyector Fantasma

Mis problemas con la justicia
Si hay algo de lo que no carece “Vivir de Noche” es de un mensaje concreto y aleccionador. La moral y la visión de su director, en relación con la vida, está más que plasmada en Joe Coughlin (Ben Affleck), un gángster clásico, de los de la ley seca. Excombatiente, hijo de policía, un renegado que tiene problemas de identidad para ser considerado gánster. Sobre esto gira toda la película y quizás es un error compararla con otros filmes con misma temática de los últimos tiempos.

Si es más comparable con esa narrativa más orientada a lo clásico. No busquen en Coughlin el típico antihéroe, tan de moda en la actualidad. Por el contrario, su pose está mejor ubicada en la categoría de “tipo bueno que hace cosas malas porque no sabe hacer otra cosa”. Y ahí está el primer problema que nos genera esta película porque no termina de ser ni un antihéroe, ni un héroe clásico.

Toma la actitud de buen tipo, no termina de convencer su papel de matón, como muy bien se lo aclara su esposa Graciela (Zoe Saldana), y tampoco se ve, hasta el final, en la disyuntiva moral frente a su trabajo. En ese sentido, es una visión humana del matón, pero más romántica que verosímil.

Con un gran trabajo de arte, vestuario y de ambientación, el film empieza con el protagonista viviendo durante los agitados años veinte en Boston. Es hijo de un importante oficial de policía que comete sus fechorías para la mafia irlandesa, liderada por Albert White (Robert Glenister), que se encontraba en guerra con la mafia italiana, comandada por Maso Pescatore (Remo Girone). Joe tiene un amorío prohibido con Emma Gould (Sienna Miller), amante de White. Al ser descubierto por Pescatore, se encuentra frente a la espada y la pared por primera vez, elegir sus principios o su conveniencia. No será la única vez que tendrá este dilema.

Los hechos se desencadenan y el protagonista es encarcelado por el crimen previo de dos policías, mientras que a Gould se la cree muerta. Así pasa solo 3 años en la cárcel, por la colaboración de su padre y al salir de allí se asocia a Pescatore para trabajar en Tampa (Florida), y encontrar la venganza frente a White.

Todo esto ocurre en los primeros 15 o 20 minutos de la película. El rol del némesis principal (White) es casi tan efímero que no se llega a percibir emocionalmente como un enemigo. Luego aparecen otros escollos en la Florida, de la mano del KKK, mientras hace su vida con la comunidad cubana de la cual Graciela, su esposa, es parte.

Affleck es el personaje de peso en el film, el resto acompaña y genera demasiado poco. No es que los interpretes hayan hecho un mal papel, sino que sucede desde el lado de lo emocional. Ni siquiera su amor con Graciela es lo suficientemente intenso como para que el espectador se enamore de la pareja. Sin embargo, hay otro personaje que realmente genera algo definitivo en Joe y en la trama, y es Loretta Figgs (Elle Fanning). La culpa aparece como el verdadero movilizador del protagonista para dar con las acciones y lo que empieza por mostrarse como un film políticamente correcto, contra el racismo y la tradición obtusa, termina exhibiendo, simbólicamente, su ranciedad.

¿Era Figgs el verdadero amor de Joe Coughlin? ¿El enojo del padre de Figgs con Coughlin es, en realidad, por no haber tenido relaciones con su hija? No tiene nada que ver con lo que ocurre, es simplemente en el plano simbólico. Pero el film termina mostrando que la mano de Dios fue lo que movió el tablero en la Florida y en la vida de nuestro protagonista. Quizás peco de ser un inconformista con este tipo de relatos, por eso tiene un mensaje concreto y aleccionador, pero se hace un poco ambiguo en determinados puntos que actúan en un plano simbólico confuso y poco claro que choca con lo concreto que ofrece el film.

Más allá de esa visión personal, Vivir de Noche no logra cautivar con sus intenciones. Es una película que carece de emotividad cuando la necesita como el agua para llegar a su público. Le falta desde el plano emocional, le falta drama para ser clásico. Ni aún con la gran escena de la confrontación final conforma. A pesar de eso, tiene una estructura interesante que permite estudiar varios subtextos, pero no son lo suficientemente atractivos como para volver a este film.

Una lástima Ben, venías bien. No importa, levántate y anda.