Vivir al límite

Crítica de Rocío González - Leedor.com

“La guerra es una droga” Eso reza la leyenda que da comienzo al film y es lo que se trata de transmitir durante poco más de dos horas. El guión está basado en las observaciones del periodista Mark Boal durante su acompañamiento a un grupo desarma bombas en la guerra de Irak, y esta suerte de efecto de crónica deja una huella muy fuerte en la construcción del relato.

La historia es muy lineal, no hay una trama que se complique con el correr de los minutos. Casi se podría decir que el film se construye como una iteración de los diez primeros minutos de película, y eso es lo que genera la tensión.

El Sargento William James (interpretado por Jeremy Renner) llega a la compañía desarma bombas Bravo, para suplantar al anterior líder (Guy Pearce) muerto en acción. A su cargo quedan el Sargento JT Sanborn (Anthony Mackie) y Owen Eldridge (Brian Geraghty). La compañía Bravo sólo necesita permanecer viva durante 28 días antes de regresar a sus hogares, pero la llegada de James complica la situación. La gran contradicción de la guerra: los hombres se hacen soldados para ir a la guerra, llegan a la guerra y sólo quieren regresar a sus hogares. Excepto por el Sgto. James; a él no parece importarle demasiado si vive o muere, mientras muera haciendo lo que le gusta: desarmar bombas en la guerra. Frente a esta actitud cuasi suicida, su compañía se debate entre matarlo o ayudarlo a hacer aquello en lo que es el mejor.

Resulta renovador ver un film bélico que no se detenga a analizar el contexto político de la guerra de Irak. Bigelow va más allá de la necesidad económica o política de un país para tomar acciones bélicas. La directora de “Point break” y de “Strange days” nos enfrenta a lo más oscuro del hombre: ¿qué sucede cuando la guerra es lo que genera el único motivo para mantenernos vivos, cuando es aquello que nos genera placer y es lo que auténticamente deseamos hacer? En sus films, Bigelow nos muestra la espiritualidad detrás de lo que la sociedad considera abyecto y condena (los robos, las drogas, los asesinatos, la guerra) y lo hace de una manera única, asiéndose de todos los recursos espectaculares del género de acción. Sin duda, es una maestra en el arte de reflexionar de una manera atrayente para la mayoría del público acerca de cómo el núcleo más bestial del hombre es lo que lo hace ser humano.