Vivir al límite

Crítica de Pablo Martinez - Qué se puede hacer...

El infierno de los beligerantes.

La multi premiada, y reciente nominada a los Golden Globe, The Hurt Locker, es una cruda y bastante creíble historia sobre el día a día de un escuadrón del ejército estadounidense, situado en Irak, encargado de desmantelar las amenazas explosivas puestas por el enemigo.

Este rudo filme dirigido por Kathryne Bigelow, si bien está realizado con mano muy profesional y una capacidad de verosimilitud llevada al límite, es portador de un mensaje bastante fuerte respecto a la obsesión norteamericana por entrar en guerra. Abre el telón con una frase de Chris Hedges: "la guerra es la droga de los hombres".
El problema es cómo se utiliza ese mensaje. ¿La historia trata de poner en pantalla la pesadilla vivída por los soldados de la Armada americana, o intenta enviar un mensaje subyacente sobre lo que debiera sentir todo estadounidense que se haga llamar patriota? No sé, no me cerró.

La belicosis está llevada al extremo gracias a una imponente puesta en escena, una fotografía sensacional y un par de caracterizaciones avasalladoras por parte de Jeremy Renner (encarnando al Sgt William James) y Anthony Mckie (interpretando a Sanborn). También vale remarcar quizás la mejor escena de la película, con la aparición de Ralph Fiennes, quien junto a otro grupo de guerrilleros se bancan un tiroteo en el desierto que dura como 15 minutos, donde todo el realismo, el impacto y la crudeza son llevados al máximo por la señora Bigelow, tal vez hasta su momento cumbre, con el desenlace de dicha secuencia. En general el reparto está bien, aunque lamentablemente todos son un montón de personajes estereotipados -el blanco que se las sabe todas, el negro rudo pero que en el fondo siente admiración por el puesto que ocupa el blanco, el pendejo asustado que aún así tiene una puntería que da miedo, el coronel típico de oficina que por hacerse el macho termina como termina, e, infaltable, la historia de la familia en la espera eterna como trasfondo.

Ahora, ¿sirve de algo todo eso? ¿Es The Hurt Locker tan buena como dicen que es? Para mí, no. Es una más de guerra que otra como, por ejemplo, Saving Private Ryan, no tiene nada que envidiar. Pero a esto agregémosle una dosis de mensaje beligerante con contexto infernal, digno de aplauso por parte del guionista, pero reprobable en cuanto a la ideología. Son filmes como estos los que avalan un Premio Nobel de la Paz para Obama, los que admiten como algo natural del ser humano algo tan desquiciado como la poca compasión por un hermano de otro país, que la muerte es sólo un componente más para el mensaje. No importa si son demócratas o republicanos: es de patriota ir a la guerra, es típico del humano matar por su país. La reflexión final por parte del personaje de Renner es una muestra viva de esta hipótesis. No queda nada por aclarar.

Quizás se lleve todos los premios por una cuestión política, aunque no vamos a negar que la película está muy bien hecha. Aún así, no es digna de llamarse la obra maestra que muchos dijeron que es. Por lo menos lo dice este humilde comentarista, que no cree que sea algo propio de su modus operandi humano lo que en The Hurt Locker dicen que sí es.