Vivir al límite

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Vivir al límite: Adrenalina y sangre

“The Hurt Locker” (“Vivir al límite” o “En Tierra Hostil en España”) es un thriller bélico, dirigido por Kathryn Bigelow. Es uno de los filmes más aclamados del 2009, posee varias nominaciones para el Oscar, y recibió numerosos premios de diversas organizaciones, festivales y asociaciones. La historia se centra en las actividades de un Equipo de Desactivación de Explosivos EOD ( Explosive Ordinance Disposal) del ejército de los Estados Unidos.

Está basado en los relatos escritos por Mark Boal, un periodista independiente quien se vinculó a un escuadrón de desactivadores de bombas durante la guerra de Iraq. La realizadora Kathryn Bigelow estaba familiarizada con los trabajos anteriores de Boal, habiendo convertido uno de sus artículos publicados en “Playboy”, en la miniserie para la televisión: “The Inside”. Cuando Boal estaba en Iraq, salía de 10 a 15 veces al día con los soldados a cubrir sus labores. Así combinó sus experiencias en un relato ficticio basándose en eventos reales, afirmando;” la idea es que sea el primer filme sobre la guerra de Iraq que trata de mostrar las situaciones que experimentan los soldados, cosas que viven y que no se ve en CNN y no aludo a un tipo de censura. Me refiero a que las noticias no muestran imágenes de unidades de élite como estas.”

Por otra parte, Kathryn Bigelow, impresionada con el trabajo de fotografía de Barry Ackroyd en los filmes “United 93” (2006) y “The Wind That Shakes the Barley”(2006) lo invitó a colaborar con ella. Para esta producción la realizadora utilizó múltiples cámaras S16mm para capturar diferentes perspectivas, afirmando; “así es como experimentamos la realidad, mirando el microcosmos y el macrocosmos al mismo tiempo. El ojo percibe distinto de cómo lo hacen las lentes, pero con diferentes enfoques y estilo de ediciones, las lentes pueden darte esa perspectiva, que contribuye a la sensación de inmersión total.”

El obra se abre con una frase del libro mejor vendido del 2002 escrito por el corresponsal de guerra Chris Hedges: "War is a force that gives us meaning", The rush of battle is a potent and often lethal addiction, for war is a drug” ("la Guerra es una fuerza que nos da significado" "el ímpetu de la batalla es una potente y muy a menudo letal adicción, la Guerra es una droga")

El eje del argumento se basa en la desactivación de bombas colocadas por los terroristas islámicos y, particularmente, sigue las misiones del sargento William James cuyo desafío a la muerte pone en varias ocasiones en riesgo su vida y la de sus de sus compañeros, debido a la imprudencia y a los métodos poco ortodoxos que emplea.

Kathryn Bigelow, la talentosa realizadora de “Cuando cae la oscuridad” (1987),, “Testigo fatal” (1989), ”Punto límite” (1991), “Días extraños” (1995) y “K-19” (2002), es uno de la pocos directores para los que la acción de hacer películas y el cine de ideas son sinónimos. Ella no se propone hacer cine político sino mostrar hechos relacionados con la política, que llevan a transitar por situaciones límites a sus protagonistas. Asimismo posee una percepción cuasi sobrenatural sobre los circuitos que conectan sentidos, nervios y cerebro para ofrecer al público un agitado cóctel de adrenalina y sangre.

La obra es visceralmente emocionante, su acción es un “tour de force” gore, impregnado de suspenso y sorpresa, lleno de explosiones y escenas de combate frenético. “Vivir al límite” fue rodada en el medio oriente, específicamente en Jordania, en el 2004, y muestra a hombres que arriesgan su vida cada día en las calles de Bagdad o en el desierto, y que se encuentran demasiado estresados, ocupados y preocupados en los detalles sobre la propia supervivencia que predispuestos a reflexionar sobre lo que están haciendo allí.

La historia se centra en tres hombres de temperamentos contrastantes. El especialista Owen Eldridge (Brian Geraghty) es un manojo de nervios e impulsos, confuso, ansioso, avergonzado de su propio miedo y un tanto vulnerable. El Sargento. JT Sanborn (Anthony Mackie) es un cuidadoso profesional que obedece sin objeciones, y se adhiere a los protocolos y procedimientos con la esperanza de que su prudencia le permita regresar a casa con vida, lejos de este tipo de misiones que ha llegado a detestar. Pero el protagonista del relato es William James (Jeremy Renner- “S.W.A.T.” (2003), “North Country” (2005), “The Assassination of Jesse James by the Coward” (2007), “28 Weeks Later” (2007) - el desactivador que desarma alrededor de 800 bombas y se enfrenta a lo desconocido con actitud irreverente. Es un personaje mediocre sin mayores recursos intelectuales, pero de gran valentía y grandes dosis de inconsciencia. Ser un técnico de escuadrón de bombas es como un juego de ajedrez, se debe tener alta presión, alto índice de riesgo y esto exige una mente sana y una inteligencia vertiginosa en calma. No hay margen para el error.

El actor Jeremy Renner, como el insolente William James, establece en el imaginario del espectador a un héroe creíble, que muestra un temerario desprecio por las reglas y cuya seguridad en sus afinadas habilidades son la marca de un profesional sin concesiones. Es el prototipo del intrépido, de humor corrosivo y un sentido relajado de la disciplina militar, que no se acerca a cada nueva bomba o escaramuza con temor, sino con una especie de celo inspirado en la improvisación. Más bien, para citar un poema de Robert Frost (1874-1963, fundador de la poesía moderna americana), James es un hombre cuyo trabajo es un juego de apuestas mortal.

Como en los últimos tiempos de Ayn Rand (escritora ruso-americana, 1905-1982), K. Bigelow es una defensora del machismo y lo demuestra en sus filmes bélicos, pero sobre todo en “Vivir al límite” donde un grupo de soldados, muy duros, se encuentran empantanados en Irak para desactivar bombas en los lugares establecidos por la despiadada e implacable insurgencia árabe. K. Bigelow plantea la guerra de Irak como telón de fondo para el gran escenario del drama humano, situado en un universo donde la muerte es moneda corriente y el que muere es sustituido por otro, por uno nuevo que irá todavía más lejos en el desafío y, donde los habitantes conviven con el horror y la resignación.

El hombre nuevo es lo que John Hershey describe en su libro, y más tarde en la película “The war lover” (“El amante de la guerra” -1962- Steve McQueen interpreta uno de sus mejores roles), como un sádico que en realidad no es apto para la vida civil, y requiere la estimulación de la guerra para sublimar y reprimir sus deseos sexuales. El amante de la guerra sólo puede funcionar plenamente en la guerra, en tiempos de paz se ahoga. Mientras Hershey castiga el amante de guerra, Bigelow lo glorifica.

El ejército americano necesita de los amantes de la guerra, porque son el baluarte de la defensa en contra de sus enemigos. Para K. Bigelow el amante de la guerra es el mejor soldado y el hombre más riguroso, forma parte de una raza especial, es el último cowboy. Sólo con un amante de la guerra se puede ganar en la lucha moral entre el bien y el mal, y es posible resaltar la inocencia americana frente a la perfidia de la insurgencia árabe. En la guerra todo es permitido, en ella el sexo es ingrato, el amor no existe y el culto a la muerte es cotidiano, los vínculos masculinos son extraños y las mujeres un referente lejano.

“Vivir al límite” es en parte una película biográfica y un pseudo-documental sobre los desactivadores de bombas. Se fundamenta su su estructura en imágenes tremendamente poderosas, en la paranoia y la adrenalina para señalar la imprudencia, en tensiones mentales y en una obsesión con la muerte, la camaradería, y la intensidad del suspenso, saltando sobre los sentidos del espectador como si fuera una película de terror.

Pero a pesar de lo bien planificada que esta existen varios puntos oscuros que restan puntos a la credibilidad de la misma: 1) Cuando el personaje principal, el sargento James se encuentra con un coche bomba cargado de explosivos se quita inmediatamente el traje de protección y comienza a hurgar buscando el cable disparador. Eso no es posible hacerlo porque ningún soldado EOD que se precie se mostraría tan imprudentemente en el centro de una ciudad y también porque implicaría ser llevado ante una corte marcial. 2) Cuando James se encuentra con el cuerpo de un niño iraquí del que se había hecho amigo y ve que los explosivos colocados en el abdomen, trata de averiguar quién lo mató. Lo hace de la manera más inverosímil posible. Él entra en el coche de un comerciante iraquí, vestido sólo con su uniforme y a punta de pistola le ordena que lo lleve a lo que él piensa es la casa del niño. Al llegar allí comprende que fue engañado. ¿Qué hace entonces? Regresa a su base caminando solo, sin equipo de protección por el centro de Bagdad. Eso desafía cualquier creencia ya que ningún soldado en la vida real lo haría. 3) Durante una secuencia de la batalla culminante el soldado antes mencionado se quita el casco mientras dispara un francotirador.

No obstante más allá de sus inexactitudes “Vivir al límite” es una excelente realización de guerra que continúa con la línea de “Saving Private Ryan” (1998), “Black Hawk Down” (2001), “Flags of Our Fathers” (2006), y una lección de cómo contar una buena historia con un mínimo de exposición, en la cual los personajes se definen por sus acciones.

Kathryn Bigelow siempre ha dado escenas bellamente estilizadas en sus filmes y especialmente en éste agrega un cierto toque femenino que permite, a pesar de los horrores de la guerra y frente a una a una realidad cruel y desoladora, distanciar al espectador de lo meramente espectacular para internarlo en un mundo extraño y ajeno a su propia existencia, a la vez que lo sumerge en un hecho crudo, inmediato y visceral.