Viudas

Crítica de Jorge Marchisio - A Sala Llena

Cuando la vida se nos ríe en la cara.

Marcos Carnevale es uno de los directores más interesantes que hay por estas tierras. Con una visión peculiar, siempre en sus películas vemos como personas de esas que vemos todos los días tienen que enfrentar a la vida de la forma que pueden, un claro ejemplo es Elsa y Fred (2005), donde una pareja de ancianos nos enseñan que nunca es tarde para volver a amar y soñar.
En esta ocasión, nos muestra como dos mujeres deben enfrentarse a la pérdida de un ser amado.Adela es una chica joven, desordenada, que aún no se anima a desprenderse de actitudes de la vida de adolescente, ni tampoco a confirmarse como adulta. Elena por su parte, es una directora de documentales con una vida hecha y un buen pasar económico; un día en pleno rodaje es llamada desde el hospital para ser notificada que su marido ha sufrido un infarto. En el mismo sanatorio descubre que éste tenía una amante: Adela; para quien pide como último deseo a su esposa, que la cuide.

Desde ese punto en adelante vemos como dos mujeres que amaron y fueron amadas por el mismo hombre reaccionan de distinto modo ante la pérdida, una no pudiendo superar la etapa del duelo, y la otra privándose del luto por el odio visceral que siente al descubrir tal traición.

El mejor consejo antes de ver la película es el de dejarse enamorar y permitir que la historia nos lleve, y no tratar de buscar el verosímil. El guión escrito por el propio Carnevale, en varios momentos roza lo absurdo, y en otros tantos se transforma en un drama muy sentimental, y si la historia deambula por la comedia del drama, sin llegar a definirse por ninguno de ambos géneros en particular, mucho más lo hacen sus personajes, perfectamente construidos y con el suficiente tiempo en pantalla como para que el espectador sienta empatía por ellos.

Pero como siempre destaco, por más bien que esté construido un personaje, si éste no viene acompañado de una actuación a la par, todo queda en buenas intenciones, y es aquí donde está el punto fuerte de la película: en las sólidas interpretaciones.
Graciela Borges ya dio muestras sobradas de que se siente cómoda en el terreno de la comedia dramática, en esta ocasión haciendo un personaje que ya se sabe de memoria por lo cual funciona a la perfección en la maquinaria del film. Valeria Bertuccelli sigue demostrando que es una gran actriz, incluso poniéndose al mismo nivel actoral de su co-protagonista. Rita Cortese en su pequeño papel hace de la voz de la conciencia de Elena (Borges); y por último el debut cinematográfico de Martin Bossi, haciendo el papel más bizarro: un rollinga paraguayo travesti, que es el único personaje con los pies sobre la tierra y que piensa en algo más que sus propios problemas.

La tan promocionada canción “Paisaje” de Vicentico suena en dos únicas ocasiones a lo largo del film, pero el propio tema y la forma de cantarlo del ex Fabulosos Cadillacs tiene la suficiente fuerza como para robar todo el protagonismo en los momentos de sonar. El resto del BSO a cargo de Javier Herrlein cumple, aunque a veces es mal utilizada y llega a sobrecargar de sentimientos la película, haciendo demasiado obvias las escenas emotivas.

En conclusión, Viudas es una fresca propuesta en lo que respecta al cine nacional, pero quizás su mayor virtud sea su mayor defecto, dependiendo de que el espectador quiera o no, entrar en su juego.