Vino para robar

Crítica de Vicky Vázquez - Cine & Medios

Para atrapar a un ladrón

El cine reciente del director Ariel Winograd tiene claras inspiraciones en el cine clásico. Esta vez, sin abandonar del todo el género, se aleja de la comedia para ofrecer una película de ladrones de guante blanco.
Sebastián (Daniel Hendler) se dedica al robo de obras de arte. Para obtener una máscara de oro precolombina seduce a quien cree es la responsable de seguridad donde la pieza se exhibe, aunque pronto se da cuenta de que ella, que se presenta como Natalia (Valeria Bertucelli), no es lo que aparenta, sino una estafadora. Una ladrona como él. Con el fin de recuperar la máscara y, de ser posible, vengarse, la sigue hasta Mendoza, pero termina involucrado con otro de los trabajos de la mujer.
Winograd aprovecha muy bien el contexto geográfico, no sólo por lo atractivo del paisaje, sino porque toda la historia se desarrolla en el ambiente de las vides, al punto que el gran botín es una exclusiva botella de vino. La trama tiene un buen ritmo, y tiene su cuota de suspenso, aunque se presente de una manera sencilla y poco sofisticada. A esta altura, los espectadores están acostumbrados a historias de este tipo mucho más complejas, sin embargo es esa suerte de ingenuidad la que le da el encanto de los clásicos a la película.
La parte cómica del relato tiene como pilares fundamentales a Alan Sabbagh y Martín Piroyansky, este último en el rol de colaborador clave aunque algo torpe de Hendler, repitiendo lo hecho en “Mi Primera Boda”.
Hay muchos guiños a películas de ladrones, incluso el policía que interpreta Pablo Rago está más cerca del inspector Clouseau que de cualquier policía argentino que uno se imagine. Pero tal vez lo más alevoso sea la remera de “North by Northwest” (la película de Hitchcock protagonizada por Cary Grant, estrenada en nuestro país como “Intriga Internacional”) que ostenta Bertucelli en una de las escenas finales; algo que roza el esnobismo.
Personajes arquetípicos, situaciones que se resuelven demasiado bien para estar tan poco planeadas, algo de humor y un excelente paisaje, son los condimentos básicos de una película que si bien no sorprende, funciona.