Villa

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Villa es el claro ejemplo de cómo con pocos recursos se pueden logran películas a la altura de grandes producciones o incluso mejores.
Primero hay que dejar claro que no es un film masivo y que tampoco apunta a serlo, por lo que podemos trazar un paralelismo con su temática marginal.
El director Ezio Massa se mete de lleno en la Villa 21 en una época complicada para nuestro país (mediados de 2002) y elige el comienzo del Mundial de Fútbol en Corea-Japón para contar la historia de cómo tres amigos hacen -por separado- para ver el primer partido de la Selección Argentina.
Y aquí es donde la película transita por una delgada línea entre lo extremadamente real y lo inverosímil y hace que el espectador se sienta tanto de un lado como del otro dependiendo de la escena.
El realismo aportado por los protagonistas, que vale aclarar que no todos son actores sino verdaderos habitantes de la Villa 21 que accedieron a formar parte de la producción, es extraordinario así como también la manera en la cual la cámara se va metiendo por los diferentes pasillos y ranchos.
El uso de la jerga del lugar y las miradas aportadas por Julio Zarza (Freddy), Jonathan Rodríguez (Cuzquito), y Fernando Roa (Lupín) logra poner nervioso e incluso indignar, pero en el buen sentido porque pone a flor de piel la inseguridad y violencia por la cual muchos porteños han pasado.
Pero por otro lado, ciertos recursos utilizados y un guión que no termina de cerrar hacen que todo ese universo recreado caiga en obviedades, clichés y estereotipos.
En el aspecto técnico hay falencias que los espectadores más ávidos notarán pero que son muy comprensibles debido al bajo presupuesto.
Ir al cine a ver Villa es aventurarse en ver algo diferente, disfrutarla o no dependerá de las exigencias de cada uno y el gusto por un cine menos convencional.