Vienen por el oro vienen por todo

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Las explotación minera patagónica, en la mira

Esquel, uno de los lugares más bellos de la Patagonia, es también un espacio cuyas minas de oro y de plata fueron codiciadas por empresas extranjeras. A siete kilómetros del centro de esa ciudad se ubica una mina que, utilizando grandes cantidades de agua y cianuro, ha contaminado ríos y lagunas ignorando (o pretendiendo ignorar) el perjuicio que les ocasionaba a sus habitantes. Así comenzó un litigio que aún hoy sobrevive en ese espacio patagónico.

Los noveles realizadores Pablo D'Alo Abba y Cristián Harbaruk llegaron a ese lugar a fines de 2002, cuando comenzaban las marchas que se oponían al proyecto, e investigaron las múltiples aristas de la cuestión: el gobierno que vitoreaba por adelantado los beneficios económicos que generaría ese emprendimiento, los vecinos se entusiasmaron con la idea de tener oro bajo su suelo, las cuestiones ambientales.

A través de una fluida narración en off de Julieta Díaz y de diálogos con los habitantes del pueblo, los realizadores sacaron valientemente a la luz una problemática poco conocida en el resto del país.