Viene de noche

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Si estás leyendo esta reseña porque viste el trailer de la película y te dejó entusiasmado hay algo que tenés que saber.
La propuesta de terror que te vendió ese avance no la vas a encontrar en el cine porque la historia va por otro lado.
Esas escenas que muestran imágenes intensas son fragmentos de sueños que tiene un personaje y no tienen ningún peso en el conflicto central.
Nos encontramos ante un caso emblemático de cómo el marketing puede engañar a los espectadores para llamar la atención con una película que en realidad no existe.
Viene de noche no tiene nada que ver con el terror clásico que se vende en los trailers, sino que se trata de un thriller psicológico que se ambienta en el terreno de los relatos apocalípticos.
La premisa de la historia trabaja un concepto familiar que se abordó en otras producciones populares como la serie The Walking Dead o el film La carretera, con Viggo Mortensen.
El relato del director Trey Edward Shults explora el modo en que las personas pueden perder su humanidad cuando se enfrentan a situaciones extraordinarias que ponen en jaque su existencia.
Nos encontramos ante esa clase de propuestas que dividen las opiniones de los espectadores. Hay gente que la puede considerar una obra maestra y otros tal vez abandonen el cine antes que la historia llegue a su fin.
En lo personal si bien no me pareció la obra de arte magnífica que describió la prensa norteamericana, creo que tiene algunos méritos técnicos interesantes.
En principio sobresale el modo en que el director genera situaciones de alta tensión con recursos mínimos.
Seis actores encerrados en una cabaña, una fotografía fantástica que le da una estética lúgubre a la historia y una tremenda banda sonora que contribuye a incrementar el suspenso.
La narración de Shultz logra transmitir con intensidad la sensación de claustrofobia y paranoia que viven los personajes y la labor del reparto es estupenda.
Joel Edgerton tal vez sobresale un poco más por el personaje que tiene, pero las actuaciones en general son muy parejas y generan que los personajes sean creíbles.
El inconveniente con Viene de noche es que tiene la intención de ser un película inteligente y compleja cuando en realidad es una producción que ofrece un argumento mediocre.
A veces nos encontramos con películas que trabajan de manera brillante el final ambiguo de un conflicto, que se presta a varias interpretaciones. En Inception, de Christopher Nolan, encontramos un buen ejemplo.
Sin embargo en esta historia la supuesta ambigüedad que pretende darle el director a la conclusión de su relato no es otra cosa que el resultado de un guión perezoso.
Nunca se desarrollan los personajes que se presentan ni el contexto en el que viven y simplemente nos limitamos a verlos reaccionar antes determinadas circunstancias, que en la mayoría de los caso no tienen sentido.
The Walking Dead, a la que esta producción le debe muchísimo, trabajó a través del género de zombis las mismas temáticas con argumentos más elaborados.
Viene de noche deja demasiadas incógnitas básicas sin resolver y por esa razón la película termina siendo decepcionante, ya que el conflicto que se construye no conduce a nada.
Pese a todo, los amigos del cine depresivo seguramente encontrarán en esta propuesta las dosis necesarias de angustia, miseria y desolación para flagelar sus mentes durante 90 minutos.