Vicenta

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Vicenta es una mujer pobre, analfabeta y vive en una humilde casa de chapa y madera en las afueras de Buenos Aires. Su hija menor, Laura, que sufre retraso madurativo severo, está embarazada producto de un abuso sexual. Al enterarse, Vicenta solicita a los médicos que le practiquen a su hija una interrupción legal del embarazo, pero una jueza, prohíbe el aborto a pesar de estar autorizado por Ley para estos casos. Vicenta inicia entonces una lucha contra viento y marea en pos que los derechos de su hija sean respetados.

Aunque a priori pueda no parecerlo, Vicenta es un documental. Toda la historia es recreada con muñecos y maquetas. Los muñecos no se mueven y las maquetas son filmadas de manera artesanal con pequeños movimientos de cámara o diferentes trucos visuales. El más llamativo es el ver las imágenes reales de noticieros en la pantalla de los televisores dentro de esas maquetas.

La causa es justa, el hecho real sigue siendo impactante y la lucha de Vicenta es honesta y necesaria. Cuesta creer que tiene oposición, pero la tuvo en su momento y la seguirá teniendo. La historia es potente. El final también. Pero la ejecución de la película no lo es tanto. Limitada en su propuesta visual, aun con algunos hallazgos muy bellos, en pocos minutos la película deja de tener ideas visuales y se estanca. La voz en off de Liliana Herrero es muy mala, porque alterna gravedad con poesía y actuación donde el texto alcanzaría dicho de forma más sobria. Aun así, el mismo texto deja el documental para adentrarse en una forma poco elegante de prosa, lastimando el noble objetivo inicial del film.