Viaje a los pueblos fumigados

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Documental político, de denuncia, de Fernando “Pino” Solanas respecto del cual más de uno dirá: ¡Uno más!. Y, sí, el documental forma parte de una serie de films que su director presentando desde el año 2004 con el estreno de “Memoria del saqueo”, al ha venido que siguieron “La dignidad de los nadies “(2005), “Argentina latente” (2007), “La próxima estación” (2008), y la díada (díada: se refiere a una pareja, cuyos integrantes mantienen un vínculo muy estrecho, concepto que deriva del latín dyas, a su vez procedente del griego dyás) “Tierra sublevada” integrada por “Oro impuro” (2009) y “Oro negro” (2010)

El trabajo de Solanas es político, no de pertenencia a un grupo político, sino porque descubre y denuncia una realidad incómoda para ciertos grupos (Monsanto, Cargill, etc.), que trasciende los gobiernos de turno, por tomar partido por aquellos no tienen voz.

El director es testigo, entrevistador y relator de su obra, que tiene su punto de inicio en una visita que realiza en Salta, a una comunidad Wichi, donde se están desmontando montes y bosques nativos para obtener tierras “productivas”, a fin de dedicarlas a la producción de soja, con sus fumigaciones sin importa las consecuencias sociales y ambientales, (monocultivo y éxodo rural). El viaje continua por gran parte de la pampa Argentina, entrevistando pequeños productores, minifundistas, académicos, maestros de escuelas rurales, jornaleros.

A medida que escuchamos los testimonios y vemos pruebas que ofrece, por supuesto en contra de ese modelo, el espectador siente indignación e impotencia frente a los poderes de las grandes compañías, e incluso temor frente a los alimentos alcanzados por la contaminación, con imágenes impactantes, con registros realizados con cámara en mano, que hace que el espectador se sienta parte de la obra ante la cual nadie debería permanecer indiferente.

Solanas es conocedor del adecuado tratamiento cinematográfico para encara la línea documentalista, tanto respecto de los factores técnicos a manejar en el género, (fotografía, compaginación, progresión narrativa, encuadre, cadencia expositiva), como al posicionamiento ideológico que lo anima al abordar un tema con sus respectivas problemáticas sociales.

Como siempre suelo expresar, gran parte de los documentales deberían ser considerados por los centros educativos del país, en sus distintos noveles, para conocimientos de hechos y visiónes respecto de las temáticas planteadas, a los que estimo deberían sumarse los políticos y gobernantes, también en sus distintos niveles, del presente para analizar, considerar y corregir los yerros del pasado.

Los que vivimos en la Argentina no deberíamos darle la espalda, más allá de lo coincidencias, disidencias, o polémicas que pudieran generar.