Vértigo

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Al que decidió ponerle Vértigo para su estreno en Argentina a una película tan irrelevante como Fall, a ese, para empezar, lo quiero preso. El título original tiene una complejidad que la versión en castellano no tiene, además de utilizar el mismo título que el clásico de Alfred Hitchcock de 1958. Luego de esta mención que no es culpa del realizador, pasemos a la película en sí misma.

Dos grandes amigas, Becky y Hunter son adictas a la adrenalina, su vida es subir a grandes alturas. Pero cuando una escalada termina mal y muere el marido de Becky, ella queda sumida en una profunda tristeza. Su padre tampoco consigue que vuelva a su vida y supere su angustia. Hunter entonces le propone que suban a una torre de televisión de 600 metros para arrojar las cenizas de Dan. La pasión de ambas por las alturas hace que Becky acepte la propuesta y ambas se embarquen en la empresa.

Pero claro, algo sale mal y ambas quedan en la parte más alta de la torre, sin comunicación con nadie y sin escaleras para bajar. Deberán encontrar la manera de bajar antes de que el hambre, la deshidratación o el frío termine con ellas. Claramente la película es una de esos desafíos estéticos y narrativos que llaman la atención en sí mismos y ponen a guionistas y directores a pensar la manera de mantener la tensión durante todo el largometraje. Son pocos los trucos que la película tiene pero con un buen uso del lenguaje del cine puede armarse un buen largometraje. Algo de eso hay en la película, pero donde no logra encontrar la vuelta es en el guión. Una vuelta de tuerca lamentable saca del debate al director y pone en primer plano al guionista, que es lo peor que le podía pasar a Fall. Como bien lo dice la película, es fácil meterse en algo, pero es difícil salir.