Vergüenza y respeto

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

La historia antigua de los gitanos sigue siendo un tema controvertido, tanto que no se sabe a ciencia cierta cual fue su procedencia. No obstante, la realidad da cuenta, de que este es un pueblo con fuertes tradiciones y de que las sigue manteniendo a lo largo del tiempo. También sabemos que este pueblo fue perseguido en casi toda Europa, y que su persecución alcanzo su punto máximo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando unos 250.000 gitanos hallaron la muerte en los campos de concentración nazis. Como sabemos… que en muchas partes del mundo la discriminación sobre el pueblo gitano aún existe. Y Argentina no escapa a este prejuicio, aunque albergue a cientos de ellos.

Vergüenza y Respeto son dos palabras que se encuentran imbrincadas dentro de esa cultura, la cual nos puede parecer muy estricta, sobre todo para las mujeres.

La cámara penetra en el mundo privado de la familia Campos, y ellos le abren sus puertas para hablar de las memorias y vivencias… contadas por sus propios protagonistas, con más alegrías que penas, con más unidad que dispersión, y con una idea de familia que parece pertenecer a otro tiempo, donde la cultura es casi exclusivamente transmitida oralmente, y donde el conocimiento debe ser repetido en voz alta a fin de que no desaparezca. Esto genera una mentalidad altamente tradicionalista y conservadora, ya que de algún modo viven en un presente que se mantiene a sí mismo. Y por otra parte, y en una gran medida están también la música y el baile, que son dos cuestiones fundamentales de la cultura gitana relacionadas con la comunidad y lo sagrado, es decir… con las preocupaciones fundamentales de la existencia. Porque este también es un modo de narrar. Y porque no sólo la lengua tiene una inmensa relevancia, sino que el baile lo tiene en la misma medida. No es sólo un acto recreativo, sino que posee una función social más compleja que tiene que ver con un hecho de cohesión social, por medio de la cual el pueblo gitano reproduce y actualiza su cosmovisión. Su memoria colectiva, referente indispensable para entender y vivir su presente y proyectar su futuro.

Como todos los films de Tomás Lipgot, este documental, no escapa a esa estética intimista, defensora de los derechos igualitarios…contra la discriminación y el racismo, una mirada sensible, un oído sensible, características que hacen de este trabajo una buena propuesta.