Vergel

Crítica de Javier Luzi - Visión del cine

Vergel de Kris Niklison es un drama que evita lo ya visto desarmando el encierro y el dolor desde la sensibilidad.
Una mujer brasilera de vacaciones en Buenos Aires queda varada en espera de que se resuelva judicialmente la muerte de su esposo para poder repatriar el cuerpo. Es verano y recién acaba de terminar la feria. Ella está sola en un departamento alquilado y pasa el tiempo mientras se comunica con la funeraria y el juzgado que lleva el caso y recibe llamados de su madre, su hermana y un extraño que la confunde con la propietaria y le reclama sobre un negocio que los involucra. También conoce a una vecina (regresada de apuro de unas vacaciones a Brasil con su ahora ex novio) que la acompañará, cada vez más, cercanamente.

¿Cómo transitar esta situación especialísima y muy particular que no es aún un duelo? Una extranjería general constituye a la protagonista: otro país, otro idioma, otras leyes. Y la misma muerte de un ser querido que también la deja afuera.

Mientras un jardín, el Vergel del título, desde el balcón, muestra que la vida sigue, que crece y surgen nuevos brotes. Pero que necesitan de agua y atención y cuidados.

Niklison se hace cargo del guion, la fotografía, el arte y la dirección y en lugar de desconcentrarse en la expansión, consigue unificar los criterios buscados y explotarlos al máximo. La luz natural que a veces baña todo de claridad pura y en otras oscurece (tal como el sentir de la protagonista) y el espacio cerrado del departamento que comprime y extiende, no hacen sino acompañar los sentimientos que se conjugan en esos días de fatalidad y dolor.

Eros y Tanatos se dan la mano y el sexo desenfrenado de la turista y la vecina (filmado sin tapujos ni búsqueda provocativa) tiene su razón de ser. El diseño tan pensado no se vuelve artificio (la escena de la sandía y los chistes en la cocina sí son la muestra del cálculo) gracias a la cámara y a la labor de Camila Morgado y Maricel Alvarez que se entregan sin dobleces.

Primerísimos primeros planos, miradas macro a objetos micros, la piel siempre en exposición y el verde que desborda desde el balcón al adentro asomado a ventanas y ventanales son búsquedas formales que no se quedan simplemente en eso. Vergel busca acercar lo más posible (quizá con una extensión que podría condensarse un poco) esos sentimientos que exudan sin control estas mujeres y que las atraviesan, con una sensibilidad que se agradece.