Verdad o reto

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Otra producción más de adolescentes, que vaya uno saber para quien va dirigido exactamente. ¿Casi descerebrados?, digamos.

Quien podría creerse algo de lo que sucede en el desarrollo de la historia. El primer gran defecto es la presentación de los personajes y su interrelación, la segunda es no tomarse su tiempo para instalar alguna especie de verosimilitud para que el espectador quede al menos atrapado por un tiempo.

Todo descansa en el nombre de un juego y lo que este mismo presupone, se sabe religiosamente que “la verdad os hará libres”, y que los retos tienen sus riesgos, sino no serían tales. Ambos siempre, supustamente, traen consecuencias.

Muchas veces es posible justificar una producción a pesar de caer en lo previsible, aunque este constantemente haciendo alarde de todos y cada uno de los lugares comunes que utiliza para su desarrollo, esto principalmente sucederá cuando el producto en si mismo esta bien realizado.

No es el caso. Todo transpira errores

El filme cuenta la historia de un grupo de estudiantes en sus últimas vacaciones antes de ingresar a la universidad y separarse, que viajan a Mejico, lugar para hacer los desarreglos necesarios ya que ese país latinoamericano, como todos los demás, no es serio., al menos para la mirada de los poderosos de la meca del cine.

Ese grupo de amigos hace de las noches latinas su paraíso, hasta que la ultima noche Olivia Barron (Lucy Hale), la virgencita inmaculada del grupo, conoce a Carter (Landon Liboiron) y arrastra a su amigos, bien entrada la noche, hacia la aventura en una iglesia del siglo XIX ahora abandonada.

Allí entre espectros y elementos cuya presencia es inexplicable, comenzarán a jugar el juego que da nombre al titulo del filme, sin saber a que atenerse.

De esa manera sino dices la verdad, te mueres, sino aceptas el reto y no lo realiza, te mueres, si sigues mirando el filme, no pasara nada.

Lo que el grupo no sabe es que el juego comenzado en ese lugar nunca termina, y sus participantes empezarán a morir cual Destino Final, o sea según haya sido su turno en el juego aquella fatídica noche.

Carter, por supuesto, ha desaparecido.

Olivia se da cuenta de lo que sucede. Todos están siendo manipulados por el espíritu que domina el juego haciéndoles ver cosas que no suceden, forzando ha decir o hacer lo que no desean, supuestamente.

El montaje de un clasicismo a ultranza ni respetara las reglas básicas, con situación que puede pensarse de manera intencional, pues los saltos narrativos con sus incoherencias inherentes podrían pasar desapercibidas.

Todo en esta producción sino esta injustificado es inverosímil, incoherente o, lo que es peor, exageradamente previsible, a punto tal que nunca asusta y termina aburriendo.