Verano del '79

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Amor pese a las diferencias

Desde afuera, el cumpleaños de la abuela Amandine parece ser la única razón para que hijos, tíos y nietos comparta una mesa, año a año, en una granja de la Bretaña francesa. A fines de los '70 la división izquierda y derecha partió a la familia y el único lazo posible es la matriarca.

Sin embargo, la historia en común y sobre todo el amor siguen presentes, en las diferencias políticas y en la contraposición ciudad-campo que atraviesa la historia. Con un largo flashback que desde el presente recrea lo que fue un cumpleaños para recordar (¿el último?), Julie Delpy retrata una época de manera liviana y adorable, con mucho humor y un sincero cariño por cada uno de los personajes, aún cuando el relato muchas veces se interna en el drama con cuestiones como la senilidad, las consecuencias de las guerras coloniales (Vietnam, Argelia) como un tema no resuelto y el papel de la mujer fuera de los ámbitos urbanos.
Delpy, conocida principalmente por su papel como la Celine de Antes del amanecer y Antes del atardecer –la última parte de la trilogía dirigida por Richard Linklater se conocerá este año– coquetea con el costumbrismo y muchas veces subraya innecesariamente los momentos emotivos, pero sin duda construye una universo afectivo, en donde los perfiles encarnados por un sólido elenco tienen un desarrollo bien definido. Pero además, la actriz y realizadora le escapa a la trampa que significa mostrar únicamente las tensiones que van apareciendo a partir de lo que representan cada uno de los protagonistas atravesados por la historia y reserva un espacio importante para los jóvenes, ajenos a las peleas de los adultos, con sus propios conflictos y en pleno despertar sexual. Con una idea clara del mundo que quiere retratar, Verano del '79 tal vez sea demasiado ambiciosa, pero es luminosa y toca varias fibras sensibles, con humor y sin golpes bajos.