Venganza

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Don Barredora

Tenía una vida tranquila y rutinaria, pero igualmente cumplía una función fundamental para el pueblo entre montañas donde vivía con su familia: mantener los caminos despejados de nieve para no perder la comunicación con la ciudad, desde donde llegan los turistas que mantienen viva a la economía local, le valió ser nombrado ciudadano del año por sus vecinos.

Para Coxman todo esto perdió el sentido desde que recibió una trágica llamada que le informaba de la muerte por sobredosis de su único hijo, noticia que lo hubiera llevado al suicidio de no ser por la oportuna aparición de uno de los compañeros de trabajo del joven confirmando lo que él ya sostenía: no hubo nada de accidental en su muerte. En ese momento cambió todo; ahora necesitaba saber el por qué de esa muerte. Con apenas un nombre como dato, fue en búsqueda de la única persona que le podía responder.

Quizás la venganza ya estaba en sus planes o tal vez lo decidió en el momento que tuvo delante al asesino y supo que tendría que seguir escalando para encontrar al verdadero responsable. Pero este ciudadano ilustre sin preparación se convirtió de la noche a la mañana en la pesadilla de la red de narcotráfico que controlaba la región.

Lo buscó y lo encontró. Otra vez

Nunca es fácil sostener el verosímil cuando se plantea que una persona común se vuelve de la noche a la mañana un justiciero letal, por más que lo vaya haciendo de a una persona por vez y los agarre por sorpresa.

Coxman no es un veterano experto en combate o investigación, pero de alguna forma se las ingenia para encontrar a la persona que busca, sacarle la información que necesita y matarlo con la naturalidad de un experto de la mafia. No muestra miedo ni culpa, solo la determinación de llegar al final como pueda, aprovechándose de ser continuamente subestimado por los criminales que enfrenta para sorprenderlos.

Por suerte para Venganza, todo esto está narrado con una alta dosis de humor negro que nos impiden ponernos quisquillosos con la verosimilitud. Muchos personajes tienen detalles absurdos que rompen la seriedad cuando hace falta y el villano principal es prácticamente una caricatura del delincuente con ínfulas de empresario refinado que en el fondo no es más que un sociópata.

También tiene el acierto de cambiar cuando está a punto de volverse repetitiva. Consciente de que la secuencia de buscar a alguien y matarlo se gasta muy rápido, agranda el conflicto para incluir a nuevos contendientes en la matanza y darle un poco de aire a un protagonista que sin un poco de ayuda o suerte debería quedar muy pronto metido en algo demasiado grande para él. El resultado termina siendo una película que entretiene y se olvida al día siguiente.