Vendrán lluvias suaves

Crítica de María Paula Rios - Fandango

El día que lo niños se quedaron solos.

Iván Fund nos propone una rara avis dentro de la Competencia Internacional. De repente, un grupo de niños que se encuentra en una especie de pijama party, notan que están solos. Los adultos no despiertan, están sumidos en una especie de sueño eterno. A partir de ese instante, se formará una hermandad entre ellos. Y la meta será ir a la casa de una de las invitadas, a buscar a su hermanito, que supuestamente está solo.

Así se embarcan en una road movie a pie, en la que atravesarán todo tipo de situaciones, con dos acompañantes caninos incluidos. Ellos se ayudan, son solidarios, con claridad van resolviendo los problemas que van surgiendo. Aquí se describe una naturaleza pacífica de los niños, bien alejada de la crueldad. Una especie de fábula que deviene en fantástica, que saca lo mejor de estas almas. No extrañan a sus padres, y se las apañan solos. Pareciera que todavía no están “contaminados” por las imposiciones sociales.

Vendrán lluvias suaves tiene una fotografía increíble, actuaciones infantiles bien dirigidas, y emana cierta pacifidad a través de la pantalla. Quizá lo más endeble sea el guion, que queda en medio de un relato fluido, naturalista, de tipo improvisado; contra un final estilo mainstream, que hace recordar a la Señales de Shyamalan; además de cerrar por completo la historia. Un relato tan suave, como las lluvias del título.