Veloz como el viento

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Stefano Accorsi, famoso por su protagónico en la celebrada comedia romántica El último beso, vuelve a las pantallas argentinas en el rol de otro neura desaforado. Basada en hechos reales, la película presenta a Loris (Accorsi) como un ex campeón de automovilismo que el destino llevó al olvido y su descarrilamiento por el bajo fondo de las drogas y mujeres de la calle. Excomulgado de la familia, Loris regresa al morir su padre, otro gran piloto y entrenador; quiere una parte de la herencia, pero lo único que hay es una casa hipotecada, en donde vive su hermana menor, Giulia (Matilda de Angelis), con su hijo y un perro. Giulia es la protagonista moral de la película. También piloto, participa de un campeonato para conseguir dinero, y en un momento se anota en una carrera salvaje, del tipo vale todo, donde se juega la vida por retener la casa. Este punto límite acerca a los hermanos en busca de un bien común. Con buenas escenas automovilísticas y un Accorsi fiable, explosivo pero natural, poniendo a raya la sobreactuación, el film conserva un tono neutro, apenas envolvente, que resulta casi un test sobre cómo mostrar la desesperación italiana sin caer en el grotesco.