Veloz como el viento

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

La carrera de la redención

Hay dinámica y adrenalina en esta película italiana basada, en parte, en la historia del atormentado piloto turinés de rally Carlo Capone, que tuvo su época de oro en la década del 80 y luego entró en una zona nebulosa de su vida, marcada por la muerte de su hija, el divorcio de su esposa y una serie de problemas psiquiátricos que aún hoy persisten. Quien encarna al deportista exitoso que, como muchos otros de diferentes disciplinas, pasa casi sin escalas de la gloria al ocaso es Stefano Accorsi, una de las máximas estrellas del cine italiano actual, también galán consumado que estuvo en pareja con una famosa modelo, Laetitia Casta, y ahora está de novio con otra más joven, Bianca Vitali.

Con un look alejado de la prolijidad más habitual en él, Accorsi (El último beso, La habitación del hijo) resuelve con eficacia un rol cantado para el cliché -el descarriado que busca redimirse a través de un acto de nobleza-, bien secundado por Matilda de Angelis, en el papel de su atractiva hermana, una corredora de apenas 17 años audaz y cargada de problemas familiares que, ante la súbita muerte de su padre, queda a cargo de un hermano menor y necesita evidentemente quien la guíe y la inspire.

La película retrata bien el universo lleno de vitalidad y anarquía del automovilismo profesional (en este caso, el de la categoría GT), aprovecha bien la tecnología de última generación para filmar las escenas a toda velocidad sin depender de los efectos especiales y logra imprimirle un notable vértigo al relato a expensas de un cuidado trabajo de montaje. Cae también en unos cuantos lugares comunes, sobre todo cuando abandona las pistas y debe transitar por el farragoso terreno del drama familiar con moraleja.