Vaquero

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Los variados misterios del actor

Luego de haber hecho varios protagónicos en filmes de Anahí Berneri y Lucía Cedrón, entre otros cineastas, Juan Minujin se animó a su opera prima.

"Vaquero" tiene un precedente, el cortometraje multipremiado de Minujin, titulado "Guacho", en el que contaba las aventuras de lo que pasa por la cabeza de un actor respecto de su vida, sus colegas, la profesión.
Sobre el mundo del actor, lo que pasa por su cabeza y no lo dice, pero lo piensa, habla Juan Minujin en este filme esclarecedor, inteligente y original en su contenido y elaboración.

La historia no se propone ser demasiado profunda, ni tampoco se inclina por lo grandilocuente, todo lo contrario. Es una comedia, con un humor absurdo muy bien elaborado que sigue los pasos de su protagonista Julián Lamar, un actor del off, que aspira a ser reconocido, a conseguir el ansiado papel en una película, sin que se lo arrebate otro, por ser más seductor, o simplemente porque es la "cara" del momento, que cautiva a todos los productores.

La ilusión de ser otro, de hacer que su cabeza deje de pensar, de cuestionarse, de pelearse a través del pensamiento, con ese compañero de escenario, que no se sabe por qué es aplaudido, admirado por el público y hasta por su padre, cuando a él le roba situaciones con su histrionismo, o lo ignora, son algunas de las preguntas que se hace Julián Lamar, a lo largo del filme.

UN IDEAL

Para Julián Lamar, el haber elegido ser actor parece ser un tormento, sin embargo a pesar de que es joven, siente que no puede desprenderse de eso que eligió, porque la actuación, parece ser el ideal de su vida.

"Vaquero" desnuda el universo de los actores y lo hace con magníficos recursos dramáticos, como la escena en la que el "galán de moda" (estupendo Leonardo Sbaraglia), le arrebata el protagónico a Lamar y éste se resigna hasta ser humillado en el set, con tal de estar en esa película.

Minujin elabora un guión que tiene como premisa, entretener, comunicarse, divertirse y divertir al público, sin olvidar la ironía y para hacerlo se sumerge de lleno en un ritmo cinematográfico imparable, en el que incluye pixelados, imágenes desenfocadas, encuadres fuera de plano y la invalorable música de Diego Vainer. Unido a las eficaces actuaciones de Guillermo Arengo y Esmeralda Mitre.

Con este filme Juan Minujin vuelve a despertar la atención, en el triple papel de director-actor y coguionista y sus recursos como siempre resultan atrapantes y elaborados con la inteligencia de comunicar al otro, algo de esa profesión elegida, la de ser actor y ahora director.