Valerian y la ciudad de los mil planetas

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Un espectáculo visual con un diseño de producción muy cuidado y los típicos tropes de ciencia ficción hacen de Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas un film bastante entretenido más allá de la evidente falta de química de su pareja protagonista y su flojo guion.

Valerian es un personaje que vio la luz en 1967 en una historieta de ciencia ficción que logró un gran impacto en la cultura pop. La influencia del comic Valérian: agente espacio-temporal (después pasó a llamarse Valérian y Laureline) creado por el escritor Pierre Christin y el artista Jean-Claude Mézières pueden rastrearse en varias películas de ciencia ficción y fantasía que la siguieron como Star Wars (1977), Avatar (2009) y El Quinto Elemento (1997).

La historia de esta pareja de agentes que trabajan para el Servicio Espacio-Temporal embarcándose en peligrosas misiones y viviendo aventuras a través del universo estableció ciertas “reglas” o elementos básicos a la hora de crear una space opera que hasta el día de hoy son estándares para el género.

El director Luc Besson (Subway 1985, Léon: The Professional 1994, Lucy 2014) es un gran admirador de las aventuras de Valerian en las viñetas (en varias entrevistas admitió que de niño era un fan del comic) pero nunca se planteó seriamente adaptarlo a la gran pantalla hasta que trabajó junto a Mézières en El Quinto Elemento (el dibujante se encargó de los diseños y el arte conceptual de la película), donde el artista del cómic lo incitó a llevar a sus personajes a la pantalla grande. Limitado por la tecnología de la época y el presupuesto, el proyecto se mantuvo en espera hasta que en 2012 se anunció oficialmente.

La película arranca con dos prólogos. Por un lado nos sitúa en una estación espacial internacional que cada vez crece más y más al recibir en un principio a humanos de todas las naciones y luego a razas alienígenas de distintos planetas hasta que para el Siglo XXVIII se convierte en Alpha una enorme comunidad donde conviven distintas especies de todo el universo compartiendo su cultura y conocimiento. Por otro lado vemos a los Pearls del paradisíaco planeta Mül, una raza de extraterrestres pacíficos que viven de la tierra cosechando unas perlas llenas de energía y son aniquilados por motivos desconocidos.

Los agentes Valerian (Dane Dehaan) y Laureline (Cara Delevigne) forman parte de una división especial de policía humana espacial destinada a preservar la paz en el universo. Luego de ser enviados en una misión a un mercado interdimensional para recuperar un animal único en su especie, los agentes descubrirán que una extraña fuerza radioactiva amenaza con destruir Alpha desde adentro.

Valerian y Laureline desafían las órdenes del Comandante Arün Filitt (Clive Owen) y se meten en las peligrosas entrañas de la ciudad de los mil planetas para descubrir que se esconde en ese sector prohibido y salvar a todos los habitantes de Alpha. Además, el mujeriego Valerian hará todo lo posible para ganar el corazón de Laureline (aunque en primer lugar deba superar su miedo al compromiso).

Valerian y la Cuidad de los Mil Planetas se destaca principalmente por el increíble estilo visual. Los efectos especiales y prácticos de la mayor calidad logran dar vida propia a los distintos planetas, Alpha y todos sus escenarios y la impresionante cantidad de aliens, monstruos y criaturas. Realmente vemos un universo gigante y nuevo desplegarse ante nuestros ojos con todo lo que eso conlleva.

Lamentablemente, debido a que la película se centra en nuestro dúo protagonista, no tenemos demasiado tiempo para conocer nada en profundidad. Suponemos que detrás de cada especie, planeta, criatura u objeto hay una historia, pero no llegamos a conocer ni la mitad de lo que la película nos muestra.

Los personajes principales no logran del todo convencer con su dinámica de pareja ambigua que va y viene debido a su falta de química en pantalla. Dane DeHaan no termina de vender su personaje de héroe de acción carismático y encantador a lo Han Solo, mientras que Cara (salvando su carencia de habilidades histriónicas) sale bastante airosa en su intento de hacer una ruda heroína sabelotodo con mala actitud.

La historia y el guion se siente algo acelerado y superficial, más preocupado por hacer que el film avance hacia la próxima escena o locación antes que por involucrar al espectador en la historia o generar algún lazo emocional con los personajes. Sin embargo, la película fluye muy bien y en ningún momento se siente lenta, pesada o aburrida (aunque sí es verdad que su primera mitad es más emocionante y bien narrada).

Sin dejar de tener en cuenta sus fallas, Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas es un film muy divertido que sin duda deleitará a quienes busquen en los cines un entretenimiento pochoclero con un gran despliegue de efectos especiales y entretenidas escenas de acción.