Vacaciones

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

En el auto feo de papá

Es un mal remedo de la primera entrega de la saga, de 1983, que tampoco era muy brillante.

En 1983, con la road movie Vacaciones, de Harold Ramis, se inició una saga cómica que abarcó cuatro películas, un telefilme y un cortometraje, siempre con la misma temática: los "disparatados" viajes de una familia tipo estadounidense, los Griswold, cuyo patriarca, Clark, era Chevy Chase. Ahora se estrena la séptima aventura, que emula a la primera: Rusty Griswold (que en la de 1983 era un preadolescente) decide acarrear a su mujer e hijos a Walley World, el mismo parque de diversiones al que su padre había intentado llevarlos en la película original (y que, al final, estaba cerrado). Esto implica repetir, también, el mismo trayecto en auto desde Chicago a San Francisco (unos tres mil kilómetros).

La primera no se cuenta entre lo mejor de la filmografía de Ramis (director de Hechizo del tiempo, guionista y actor de Los cazafantasmas), pero funcionó en taquilla y eso explica todo lo que vino después. Incluida esta nueva Vacaciones, dirigida y escrita por Jonathan Goldstein y John Francis Daley, que debutan como directores pero ya habían trabajado juntos como guionistas en, por ejemplo, Cómo acabar con tu jefe 1 y 2 (antecedentes poco alentadores).

Uno de los escasos motivos para ir a verla es ser fanático de la saga (si es que semejante ser humano existe), porque hay varios guiños a los primeros Griswold (incluso aparecen, en sus viejos papeles, Chevy Chase y Beverly D'Angelo, que hacía de su mujer). El resto es prescindible y es mejor abstenerse, salvo que a uno lo seduzcan los chistes escatológicos, bobos o de consumo interno yanqui, y la moralina profamilia.