Undine

Crítica de Franco Denápole - Funcinema

EL MELODRAMA FANTÁSTICO

En junio de este año, se estrenó en Netflix la primera temporada de una serie islandesa llamada Katla. En ella, los habitantes de una comunidad próxima a un volcán en erupción deben lidiar con una serie de acontecimientos sobrenaturales que ocurren a raíz del fenómeno geológico. El estallido de la tierra revelará secretos oscuros en una trama que conjuga el drama familiar con el suspenso producido por el factor mágico. Katla trabaja un género bastante prolífico en los últimos años, algo que podría denominarse torpemente como suspenso fantástico, si no se perdiera con ello otro término esencial que sí hace presente una categoría bastante utilizada por quienes escriben sobre este largometraje: “melodrama fantástico”. Lo cierto es que la serie de Sigurjón Kjartansson y Baltasar Kormákur funciona como un ejemplo claro de este tipo de narrativa que trabaja el tema de los vínculos humanos entablando una correlación simbólica entre una trama fantástica y una dramática/realista, y cuyo tono es primordialmente de suspenso.

Liberada del peso a veces demasiado grande de la herramienta del cliffhanger, y lanzada, por su modelo de producción distinto, a un tratamiento más alejado de las formas del mainstream de las plataformas de streaming, la última película de Christian Petzold (director con experiencia en este tipo de historias) teje una narración que conjuga el relato de la vida amorosa de una historiadora alemana con un ser mitológico con antecedentes griegos, pero actualizado a través de una leyenda proveniente de la zona de Alsacia, posiblemente más próxima al guion de esta película.

Es interesante, en este tipo de historias, preguntarse qué lugar ocupa el componente mágico y cuál el realista. Sobre todo cuando, como es el caso de Undine, hay algún proceso de adaptación de por medio. Cuatro categorías conforman dos binomios, entablando relaciones en las que, irremediablemente, es necesario establecer algún tipo de jerarquía: realismo/fantástico y obra adaptada/obra que adapta. Para todo guionista, este trabajo se reduce a una pregunta sobre lo prioritario: ¿qué tan leal se es a la obra original? o ¿en qué medida el mundo realista se ve trastocado por el componente fantástico?

Tanto Katla como Undine priorizan, para el componente fantástico (y, por lo tanto, para la leyenda que adaptan), la función narrativa de trasfondo simbólico y la función de tono de generador de suspenso. Esto se corresponde con la naturaleza del género fantástico, en el cual lo mágico es siempre un componente menor que viene a pervertir un universo realista. Y sin embargo, de algunas diferencias de cantidad que se dan entre las dos obras en cuanto al equilibrio y al peso narrativo de lo mágico y lo real depende que Undine no resulte tan atrapante como la serie de Kjartansson y Kormákur, más obvia y ruidosa en sus giros narrativos.

En su afán por priorizar una trama ambigua y algo abstracta, por establecer sutiles relaciones entre algunas nociones vagas del mito y la historia real que quiere contar, Undine traza en la introducción y el desenlace algunas escenas realmente cautivadoras, pero sufre en el medio de algunos bajones rítmicos que pierden un poco al espectador. Más allá de eso, el trabajo estético de Petzold, cuando se propone quebrar las reglas realistas de su universo, es algo que vale la pena ver.