Uncharted: fuera del mapa

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Esto es lo que pasa cuando mezclás Indiana Jones con Rápido y Furioso. Sanata histórica de cuarta, persecuciones que no respetan las leyes de la física, puro CGI. Bah, puede ser una pavada entretenida, el problema es cuando no hay una pelea o persecución en pantalla. Acá los diálogos son puntos muertos, incapaces de remontar algo a los personajes y hacerlos mínimamente atractivos o tridimensionales. Son simples vomitadores de parlamentos, los cuales dicen lo mínimo necesario para que vayan del punto A al B y luego al C.

En ocasiones así – el blockbuster por el blockbuster puro; explotar una franquicia basándose en la fama de la misma y en las secuencias de acción concebidas por una computadora – la presencia de personalidades ayuda… pero acá no es el caso. Mientras que pistear con galeones españoles flotando por el aire se ve bárbaro, el drama viene cuando esta gente debe decir algo mínimamente serio. Acá podías optar por el camino de Alerta Roja (Red Notice, esa de Netflix con la Roca, la Mujer Maravilla y Deadpool) y tener un Ryan Reynolds haciendo chistes malos que, bah, salvan el momento (aún cuando el filme sea un disparate) y le hace un guiño a la platea de que esto es solo un entretenimiento liviano; o ponerte serio como una lápida y pretender de que lo que estás diciendo no solo es dramáticamente interesante sino que pone a la audiencia de tu lado. Pero cuando tenés a Peter Parker de un lado, y a Mark Wahlberg – haciendo de Mark Wahlberg por enésima vez en la vida – en el otro, la cosa simplemente no se enciende. Wahlberg va por el cheque pero Tom Holland – que quiere probar suerte de estrella por fuera de Marvel – no puede sacudirse el aire de pendex de secundaria que lo convirtió en el Hombre Araña. En varias de las peleas del filme uno espera que el tipo tire telarañas de las muñecas, es así de simple. Con la voz y pinta de nene es un error venderlo como un aventurero curtido, no importa si figura que ésta es su primera aventura internacional. Tomando tragos, seduciendo o disparando a troche y moche, el tipo es un serio error de casting aun cuando despliega toda su simpatía y es genial en las acrobacias (no por algo es Spiderman!). Precisaban a un treintañero, alguien con barba y mas estatura, un tipo curtido (¿Reynolds?) que no se vea como el hijo de Wahlberg. Los villanos son de stock y ni siquiera alguien con infinito salero como Antonio Banderas puede hacer algo memorable con sus parlamentos. La única sorpresa del filme es verlo hacer mutis por el foro de manera inesperada y a mitad del relato.

Eso no quita de que Uncharted zafe y que se venga la secuela en vista de lo que ha recaudado; pero la saga precisa muchos ajustes para elevarse sobre la mediocridad promedio que afecta a todas las adaptaciones de videojuegos al cine. Yo no tengo Playstation, nunca jugué a Uncharted, no lo conozco pero los que si (y vieron la película) coinciden en que el fichín era mas entretenido y mucho mas cinemático que esta versión que apenas califica de entretenimiento correcto y es en absoluto olvidable. Los héroes precisan personalidad, algo que los atraiga al público; y, por el otro lado, las historias de tesoros perdidos deben ser menos traídas de los pelos (o que por lo menos los guionistas hagan algo de investigación histórica como se debe). Uncharted es pasable pero, con todos los recursos que quemaron para hacerla, pudo haber quedado mucho mejor. Y no, Holland va a quedar encasillado como arañita a menos de que tenga 15 años mas, se llene de arrugas y canas… aunque para esa época posiblemente se vea mas como un Michael Fox cuarentón que como un aguerrido Harrison Ford.