Una villa en la Toscana

Crítica de Patricio Ferro - CineFreaks

Escapando del paraíso.

Una villa en la Toscana es la ópera prima del actor británico James D’arcy, que está protagonizada por Liam Neeson y Micheál Richardson. Acompañados de Valeria Bilello, Gian Marco Taviani y Lindsay Duncan, entre otros.

Basada en un guión del propio D’Arcy, cuenta la historia de Jack (Richardson), director de una galería de arte londinense, que viaja con Robert (Neeson), su padre, un artista plástico, a la Toscana para reparar y vender la casa de su infancia. Lo que les sirve como excusa para recomponer su relación conflictiva producto de un hecho traumático ocurrido en ese mismo lugar.

En primer lugar vale la pena destacar el talento de Liam Neeson como comediante, poco explotado en su larga trayectoria, pero que pudo apreciarse en Brigada A. Ya que el humor, generado mediante gags efectivos, es lo que permite que el espectador empatice con este dúo protagónico y descubra que es la herramienta que utiliza Robert para huir de las consecuencias de las acciones que llevó a cabo para no enfrentar una situación traumática de su pasado que marcó el destino de ambos.

Un párrafo aparte merece la fotografía de Mike Eley, que capta la belleza de su paisaje haciendo un buen uso de los tonos cálidos. Y marcando un fuerte contraste con la frialdad de Jack y su intención de vender rápidamente la casa para no enfrentarse con los hechos dolorosos de su pasado.

En conclusión, Una villa en la Toscana es un relato intimista en el que se luce Liam Neeson, en un registro diferente al que nos tenía acostumbrados. Y si bien la historia es muy similar a la de Un buen año, de Ridley Scott, así como a tantas otras historias donde sus personajes son sacados de su entorno, resulta efectiva porque, en definitiva, los conflictos humanos siempre son los mismos.