Una segunda oportunidad

Crítica de María Paula Putrueli - A Sala Llena

¿Podemos amar lo que otro desprecia?

Sentarse a ver una película de Nicole Holofcener parece ser siempre una buena decisión (quien haya visto Amigos con Dinero y Encuentros en New York estará de acuerdo); con Una Segunda Oportunidad no sólo lo reafirmamos sino que nos regodeamos en nosotros mismos, sabiendo que elegimos más que bien.

Lo mejor que nos puede pasar es empatizar con los personajes durante los primeros minutos. Eva (Julia Louis-Dreyfus) y Albert (James Gandolfini) tienen en pantalla una química clara y disfrutable, desde la primera escena a la última que comparten.

Eva es una mujer divorciada, masajista a domicilio, pasa sus días trabajando, lidiando con la idea de que su hija pronto se marchará a la universidad, y compartiendo tiempo con su amiga Sarah (Toni Collette, qué bueno ver a alguien actuar tan bien sólo con gestos…). Albert, divorciado y con una hija a punto de marcharse a estudiar, es un hombre relajado, excelente padre y dueño de un humor sutil, de esos que enamoran aunque la barrera del físico a veces no deje ver todo lo que una persona puede ofrecer...