Una segunda oportunidad

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Comedia inteligente, chispeante y encantadora

Al fin una película para disfrutar. Inteligente, chispeante, sentida, romántica, emotiva. Tiene los contrastes de la vida, con personajes interesantes, sin disparates ni escenas raras, con gente a la que le pasa las cosas que le puede pasar a uno. Hay buen gusto, detalles sutiles y sabrosos apuntes. Es un filme que cuando hace reír lo hace de la mejor manera, sin grosería ni mal gusto, y cuando quiere emocionar no necesita forzar sus personajes, ni apelar a escenas culminantes, que le basta con mostrarlos confundidos, enojados, ilusionados, gente que tiene sus problemas, que ha pasado por fracasos amorosos, que aún debe pelear contra varios contratiempos, que no la tiene clara ni como amante ni como padre ni como amigo, pero que van haciendo la vida como pueden, permitiéndose la ilusión, la incertidumbre, el miedo, la expectativa. Está sostenido en diálogos sustanciosos y resuelve cada entredicho de la mejor manera, con frases ingeniosas y sin ridiculizar a nadie. Y se apoya en un magnífico grupo actoral que tiene sus picos más altos en James Gandolfini y Julia Louis-Dreyfus (protagonistas de las dos mejores series de todos los tiempos, “Los Soprano” y “Seinfeld”). Ellos dan vida a personajes, sencillos, queribles y normales. Pero lo mejor es el libro, sobrio y encantador, que tiene la apariencia de una comedia más, pero que se anima a abordar otras cuestiones: el vínculo tirante con los ex, la relación con los hijos, el temor al nido vacío, la necesidad de llenar la soledad como sea, la influencia de los otros en los juicios propios, las sorpresas que depara la vida, los desafíos que impone el amor maduro, cuando hay que asumir que lo que llega es de segunda mano y a veces descartado. Todo es fresco, difuso y creíble. Todo fluye con naturalidad, sin apuro ni subrayados, siempre a un paso de la sonrisa y de la emoción. Hace reír, hace pensar, se disfruta, es entrañable, sensible y sutil. La escribió y la dirigió Nicole Holofcener, una talentosa artista que desprecia el ridículo, el mensaje, el lloriqueo, la falsa audacia y los lugares comunes.