Una segunda oportunidad (2015)

Crítica de Alejandro Turdó - EscribiendoCine

El dolor y el deber

¿Qué pasa cuando nos ahoga la impotencia?¿Cómo se canaliza la ira en un mundo que no es justo con nadie? Estos cuestionamientos se vuelven los ejes en Una segunda oportunidad (En Chance Til, 2014) la nueva película de la danesa Susanne Bier (Después del casamiento [2006], En un mundo mejor [2010]).

Andreas es un joven policía nórdico casado y con un bebé de apenas unos meses. Esta trabajando en el caso de una pareja de delincuentes y adictos que tienen un niño de la misma edad, a quién mantienen en pésimas condiciones. Cuando el bebé de Andreas muere súbitamente una noche, la desesperación lleva al policía a intercambiar a su difunto niño por el de la pareja criminal, y de esta forma ocultar la muerte de su hijo “rescatando” al mismo tiempo al otro.

Susanne Bier vuelve con una historia que guarda similitudes con sus últimos trabajos, donde el relato plantea dos realidades paralelas bien diferenciadas, las cuales muestran el contraste entre dos senos familiares distintos y al mismo tiempo reflejan la forma en que la miseria humana no sabe de clases sociales ni cuestionamientos morales.

El desarrollo dramático es tan crudo como la situación amerita y se percibe la intención de poner al espectador en primera fila, sin rodeos, para que no pueda dar la espalda a una historia lúgubre y cargada de tensión.

Nikolaj Coster-Waldau -mejor conocido por interpretar a Jaime Lannister en la exitosa serie Juego de Tronos- se luce en el papel de un policía preso de un dilema moral, quien terminará aprendiendo que en todos lados se cuecen habas y el peligro puede estar más cerca de lo que suponemos.

Muchos se debatirán qué es lo que busca Susanne Bier con este tipo de films: ¿Su intención es tirar el golpe bajo en pos del simple efectismo, o busca transmitir un mensaje mucho más profundo sobre el modo en que la miseria humana decanta en tragedia en todas las esferas sociales?