Una segunda madre

Crítica de Elena Castelli - El rincón del cinéfilo

“Una segunda madre”, producción que cuenta con guión y realización de la directora brasilera Anna Muylaert, se apoya en temas de diferencia de clases y los vínculos familiares a través de Val (Regina Casé), una mucama todo terreno que toma su trabajo con mucha responsabilidad, desarrollando sus tareas en el hogar de un matrimonio clase media alta en un barrio acomodado de San Pablo, Brasil.
Val es una pernambucana que desde hace varias décadas presta servicios con cama adentro en esa familia, llevando una convivencia amable y casi integrada a sus patrones, habiendo sido también niñera de los chicos a los que ha tratado con cariño maternal, los que ahora, ya adolescentes, la siguen respetando y obedeciendo, lo que, en cambio, no sucede con sus progenitores. Desde la niñez se fue gestando una relación muy estrecha entre Val y Fabianho, el mayor, de amor, complicidad y confidencialidad que no se generó con la madre biológica.
Las jornadas se van sucediendo placenteramente en la casa, hasta el día que regresa Jessica, la hija de Val, a la que ésta no ve desde hace 13 años, distanciada desde que quedó al cuidado de la familia en el Nordeste. Con la creencia que su estadía se limitará a unas vacaciones, solicita a la dueña de casa permiso para que ocupe una habitación destinada a la criada. Cuando se entera que en realidad viene con el propósito de radicarse en la ciudad para estudiar arquitectura en la facultad local, sus exigencias, actitudes discordante, y el no acatar las reglas de la casa, pondrán en situación extrema la relación patrona-criada, generando múltiples conflictos tanto entre madre e hija, como de Val y la señora, con el señor como débil y fallido componedor, poniendo al descubierto la inevitable división de clases que, más allá de las apariencias, en su esencia nunca han sido superada
Jessica pertenece a la nueva generación y no acepta el manso sometimiento, con ficticia convivencia plena de las clases sociales exigiendo un tratamiento igualitario entre la patronal y sus empleados. Los puntos de quiebre lleva a Val a tomar una decisión, al asumir la realidad ineludible ante una apariencia endeble, para ganar, reiniciar y fortalecer el vinculo con su hija.
Interesante propuesta, bien planteada y desarrollada, para ofrecer una mirada, simple pero aguda, a uno de los aspectos de la relación entre estamentos sociales, patrones-criados, y su posible gravitación entre madre biológica y “una segunda madre”.
Cálida realización, con apropiado tratamiento técnico, convincente en lo narrativo, con la animación de la historia por intérpretes de buen nivel, con destacado trabajo de Regina Casé.