Una segunda madre

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

Estreno de Una segunda madre, la opera prima de Anna Muylaert.
Una segunda madre es la historia de Val, una mujer que debe dejar a su hija al cuidado de su abuela para poder ir a la ciudad a trabajar en una casa de familia y así, conseguir el dinero para criar a su hija. Así Val se transformara en la figura materna para el niño del acaudalado hogar mientras, su hija Jessica crece lejos de ella, distanciándose cada vez más. Hasta que un día, Jessica decide ir a estudiar a la ciudad y es así como termina viviendo con su madre en la mansión de sus jefes, donde la diferencia de clases que todos trataron de desestimar e ignorar durante todos estos años, finalmente aparecerá.

Aunque por momentos un poco caricaturesca, Una segunda madre logra desarrollar de forma muy seria y más que creíble el conflicto de fondo de una sociedad que, como la mayoría de las sociedades latinoamericanas, tienen su mayor deuda en la abrumadora diferencia de estilos de vida entre la clase alta y la trabajadora.

Uno de los puntos más interesantes es que la directora, que podría simplemente haber aprovechado la relación entre madre, hija y jefa, decide sin embargo desarrollar todo el espectro de situaciones en las cuales se refleja el conflicto y así cargar la atmósfera de ese hogar con una energía muy particular, como si todo el Brasil dependiese de cómo se desencadenan los hechos entre esas paredes.
Las impecables actuaciones de Regina Casé y Karine Teles, empleada y jefa respectivamente, son sin dudas el plato fuerte de esta película. Lejos del ridículo y la palabra que sobra, componen desde las miradas y el cuerpo, la dinámica de ese hogar en el cual la segunda madre pasa a ser la primera y que solo ante la crisis cada una puede lograr ubicarse en el rol que le corresponde naturalmente.

Una segunda madre, una película muy agradable para ver, con una mirada muy simple y muy entendible sobre un tema muy complejo que nos atraviesa a todos.