Una pistola en cada mano

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Hombres después de los 40

El director catalán Cesc Gay se maneja muy bien con historias corales y relaciones de pareja que fluctúan entre la frustración y el placer efímero. Desde Krámpack, su film inicial en solitario, con un grupo de jóvenes y el sexo a flor de piel, hasta los relatos circulares de En la ciudad y Ficción, Gay ha construido una sólida filmografía que descansa entre el entretenimiento reflexivo y la astucia para parecer un cineasta independiente cuando en realidad está lejos de ser tal.

Además, no es cien por ciento español, ya que nació en Cataluña.
En Una pistola en cada mano la propuesta es parecida pero la estructura resulta episódica, tomando como centro de interés a los hombres luego de los cuarenta años. Los seis encuentros son azarosos y permiten el descubrimiento de situaciones originales y de relatos orales que se aferran con comodidad al guión previo. Dos amigos que hace tiempo no se ven (Sbaraglia, Fernández); un esposo (Cámara) que intenta reencauzar su separación matrimonial; un marido (Darín) que espía la infidelidad de su mujer desde una plaza y se cruza con un “supuesto” desconocido (Tosar); el empleado de oficina (Noriega) que desea tener sexo rápido con una compañera de trabajo a la que ridiculizaba por sus kilos de más, y finalmente, dos historias cruzadas y narradas en montaje paralelo donde la película juega con los secretos íntimos de los hombres contados por sus mujeres.
Dentro de una estructura rígida que desemboca en el clásico principio-desarrollo y fin para cada capítulo, Una pistola en cada mano entrega momentos felices, diálogos picantes y las típicas situaciones que culminan con el efecto sorpresa. Leve pero nunca superficial, crítica al mundo masculino sin necesidad de recurrir a un discurso feminista de barricada, el film mantiene un nivel parejo en cada uno de sus segmentos, valiéndose de su plantel actoral donde se destacan Cámara, Tosar y Fernández. Pero no todo es incertidumbre masculina después de los cuarenta: los quince minutos en que aparece Candela Peña como empleada de oficina en plan de venganza, bien que valen el precio de la entrada.