Una pareja despareja

Crítica de Javier Firpo - La Razón

El beso de la censura

Después de postergaciones porteñas y la cancelación en EE.UU., llega esta comedia negra protagonizada por Jim Carrey y Ewan McGregor. La historia, basada en hechos reales, se focaliza en un amor carcelario entre dos homosexuales.

Señores, se estrena hoy “Una pareja despareja”. Está confirmado. Basta de postergarla y patearla para adelante. Basta de reflejar lo que sucedió en EE.UU., donde, eufemismo mediante, se canceló su estreno.

¿Demasiado gay para Hollywood? ¿Acaso no es una historia real? ¿Homofobia? “Algo de eso hay”, comentan los directores Glenn Ficarra y John Requa -guionistas de “Un santa no tan santo”-, que tomaron la posta del sorpresivamente renunciante Gus Van Sant.

El no arribo a los cines norteamericanos luego de una batalla campal entre distribuidores y productores, no hizo más que acrecentar la promoción y el deseo de adquirir un film que ya es casi de culto.

El director de fotografía de la película, el mexicano Xavier Pérez Grobet, sin tanto prurito, se descargó: “No se dicen las cosas como son. Desde mi punto de vista, no se ha estrenado por el tema gay. Está clarísimo. Hay más miedo de los distribuidores que de la gente en general”. Lo insólito es que el film se puede ver en las aerolíneas que viajan a EE.UU.

Políticamente, ¿demasiado incorrecta? Su contenido es más fuerte, más explícito que la premiadísima “Secreto en la montana”, que gozó de la venia de la gran industria. ¿Y “Milk”, sobre aquel activista que peleó por los derechos gay y fue asesinado en 1978? Aquel film con Sean Penn deja escapar una escena álgida entre el protagonista y el mexicano Diego Luna. Tampoco tuvo mayores inconvenientes. Y aquí ninguna imagen obligará a desviar la vista. No es para tanto.

Hace más de un año que “Una pareja despareja” (título que maquilla el original, “I love you Philip Morris) está en gateras. Esta comedia negra, osada y audaz, fue ovacionada en Cannes (2009), y en varios países europeos. No obstante, la Meca del Cine, purista y conservadora, optó por hacer la vista gorda e ignorar a dos colosos que aquí ratificaron sus atributos interpretativos: el canadiense Jim Carrey, especialmente, y el escocés Ewan McGregor.

“Una pareja...” tuvo una sola proyección oficial en EE.UU. y fue durante el Festival de Sundance, cuando la influyente revista Variety casi que signó su destino con este parte de defunción: “Con una espectacular escena de sexo, que involucra a Carrey montando como un cowboy, la película provocará un ataque cardíaco a algunos fans de Ace Ventura”. Es obvio que a Hollywood le molesta y mucho que uno de sus actores preferidos, alguna vez llamado “el ideal para la familia”, esté revolcándose con otro hombre.

“Esto es una historia verdadera. De verdad”, susurra a modo de advertencia Steven Russell, el personaje de Carrey, que otra vez, sale favorecido en historias dramáticas (“The Truman Show” y “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”), más que cuando desfigura su rostro con las mil y una morisquetas de varias de sus conocidas comedias.

Aquella frase del primer minuto del film aumentará las ganas de sumergirse en esta impensada aventura de un organista de iglesia -aparentemente feliz, casado y con una hija-, que descubre su verdadera realización...en la cárcel y en compañía de otro hombre.

Otro aspecto que vale la pena saber es quién fue, quiés es Steven Russell, que hoy purga una pena de 144 años (hasta ahora sólo cumplió doce) en una cárcel de Texas. Su rutina asfixia: durante 23 horas está solo en una celda rodeado de custodia, de la que sale una hora para asearse. Russell tiene el récord de fugas, aunque en ninguna usó la violencia. ¿De qué se lo acusa? Es uno de los más extraordinarios estafadores del sistema financiero.

Aunque parezca extraño, hay que aplaudir el arribo de “Una pareja despareja”, estreno que, de alguna manera, celebra el recientemente aprobado matrimonio igualitario.