Una familia numerosa

Crítica de Verónica Quírico - El Espectador Avezado

En caso de que aún no lo sepan, esta "Delivery Man" es una remake de una deliciosa comedia canadiense de Ken Scott. Por alguna razón, el director accedió a hacer una versión en Hollywood de su éxito, con un guión que elige hacerse fuerte en la personalidad de Vince Vaughn, en lugar de aprovechar el clima desopilante y desprejuiciado de la original.
Si, claro, el hombre es una personalidad. Pero hay que dejar claro que no viene eligiendo bien sus roles, su estereotipo de hombre adulto que se niega a crecer, es demasiado previsible y a no ser que seas su fan, no sorprende ni entretiene como en sus mejores trabajos.
En cierta manera, es como Adam Sandler. Si Vaughn te cae bien, verás sus películas, sin importar si realmente son atrayentes o no. Son íconos de la comedia americana y son muy exitosos. Aquí, ya saben, el protagonista es un hombre bastante limitado y sin gracia, que por un hecho fortuito, accede al banco de datos de una empresa para lo cual había donado semen en los noventa.
Tamaña sorpresa se lleva cuando descubre que es padre de cientos de chicos (más de 500, aprendan!) y comienza a evaluar que curso seguir con la noticia. Es decir, hacerse cargo de alguna manera de formar parte de sus vidas u olvidarse del tema. Más allá de lo que el sentido común impulsa, David (Vaughn) decide transformarse en algo así como un cuidador de sus "hijos". Lo que Scott elige subrayar en su protagónico es la veta melancólica, de cambio y evolución.
Escapa a lo escatológico extremo (que realmente creo que favorecería el ritmo de la cinta) y se instala en el registro tierno, apenas simpático, de las desventuras de un hombre tratando de "hacer las cosas bien". No es, desde ya, un tratado sobre la paternidad, pero si deja algunas ideas flotando en cuanto a la reparación y cómo ir transitando la madurez. Claro, si buscan una comedia desopilante, quizás se sientan un poco fuera de foco, dado que hay demasiada candidez en el relato.
"Una familia numerosa" no es de los mejores trabajos de Scott ni de Vaughn (a quien, insistimos, nos gustaría ver en otro rol, creemos que tiene con qué) pero puede arrancarte alguna sonrisa si estás predispuesto.