Una esposa de mentira

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

¿Cómo le va? Sírvase un café.

Bien. Empiezo:

Dennis Dugan es, para mí, un realizador del montón. Nada de lo que hizo hasta ahora va a cambiar el cine ni mucho menos pero, en contrapartida, hace mucho tiempo que hace comedias. Y como una de las cosas que se puede hacer con el tiempo es adquirir conocimientos; en más de 20 años de carrera, hasta el más burro aprende. Recuerde sino “No te metas con Zohan” (2008). Por cierto, incluyendo Zohan, esta es la sexta vez que elige Adam Sandler como protagonista.

Sigo.

Considero a Adam Sandler un actor del montón. Nada de lo que hizo hasta ahora va a cambiar la historia de la actuación pero, en contrapartida, el 99 por ciento de lo que hizo en este tiempo de carrera han sido comedias. Es verdad que casi todas con esa impronta de pobre-tonto-buenazo (con más o menos cafeína según el guión), y esa impronta es lo que le da una marca registrada. Puede gustar o no, pero que la tiene, la tiene, y más cuando Jennifer Aniston es su partenaire.

Sigo.

Que linda es Jennifer Aniston. Diez temporadas de “Friends” (1994-2004) en TV hicieron que se encasille, sí; pero además que tenga un entrenamiento en los manejos de los gestos que son comedia pura. ¡Y qué linda que es! (¿Ya lo dije, no?). ¡Ah! ¿si es buena actriz? Eeeemm… sigo con la película en cuestión.

Danny (Adam Sandler) tuvo la mala experiencia de un casamiento que nunca ocurrió, porque justo, justo, estaba detrás de la puerta de la habitación en la que su prometida se pavoneaba de todas las aventuras que tuvo y tendrá, una vez consumado el cuarto sacramento. También tuvo la mala experiencia de nacer con una nariz enorme y espantosa. Y digo tuvo, porque esa misma noche triste, sólo en un bar y con casorio suspendido, descubre el “poder” que el anillo matrimonial tiene para conseguir mujeres. Ahí decide hacerse cirujano plástico y ganar mucha plata.

Luego de la breve introducción, vemos al personaje de Adam Sandler pocos años después recibido de cirujano plástico, ejerciendo en su consultorio con su asistente Catherine (Jennifer Aniston, que es muy linda) y sin el injerto de látex que le dieron al actor en el set de maquillaje, pero eso sí, con el hábito de tener una mujer joven y hermosa por semana, todas conseguidas con su anillo de soltero y las distintas variantes del verso del casado-infeliz.

Hasta que, claro está, habrá alguna chica que lo fleche. Él hará cualquier cosa para quedarse con ella, y los enredos se sucederán a partir de la cantidad de “cualquier cosa” que Danny decida hacer, incluso irse a Hawaii con… bueno, descúbralo usted, así me quita el peso de tener que contarle más.

La produxxión en sí se deja ver, apenas uno haga las concesiones del caso y no se haga demasiadas preguntas. Estos actores (todos) entienden bien de qué va la película y es gracias a ellos que la comedia no decae. En algún punto entiendo que el guión le de la espalda a chistes más subidos de tono que piden a gritos ser mostrados, pero en USA querían que fuera para toda la familia, así que, no dio. Pero digamos que el realizador la lleva bien y se nota que conoce mucho a su actor fetiche. Habrá tenido que hacer concesiones con algún productor que le exigió una o dos tomas en las cuales Jennifer Aniston muestre que físicamente tiene los abdominales donde tienen que estar y que… es muy linda... pero esto no le quita ritmo al film.

Hay una constante musical que son versiones light de temas de The Police y Swing (Dennis Dugan debe tener todos sus discos) que aportan clima de playa, al igual que la fotografía del veterano Theo Van De Sande, que no será el artesano de “El Asalto” (Fons Rademakers, producción holandesa), obra ganadora del Oscar como mejor película extranjera en 1986, pero entendió claramente cómo funciona Hollywood, por eso; a esta película la midió de taquito.

En cuanto a la compaginación, que para la comedia es fundamental porque puede hasta determinar el destino de un gag si no está bien hecha, cumple con lo pactado en el guión técnico

El realizador y los guionistas se basaron en “Flor De Cactus” (Gene Saks, 1969) aquella deliciosa comedia con Walter Matthaw, Ingrid Bergman y Goldie Hawn, que estaba basada en la adaptación de Abe Borrows, quien, a su vez, adaptó de la obra teatral original de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy, “Fleur de Cactus” (¡Uf, uf, uf… no llegaba más!).

Ví la versión dirigida por Saks en 1969. Sería ingenuo compararlas, pero sí puedo decir que estas épocas no parecen propicias para los simbolismos y en aquél clásico, recuerdo que justamente ese cactus, frío, inaccesible que Ingrid Bergman tenía en su escritorio, terminaba dando una flor al tiempo que ella florecía descubriendo el amor. No necesito prevenirlo de ir a buscar este tipo metáforas con esta realización ¿verdad? “Una Novia de Mentira” conserva sólo la estructura de parte del guión y de la esencia de los personajes principales, pero si quiere haga como hice yo: deje los cuestionamientos en casa y simplemente vaya a divertirse un rato. Es eso, o ver por enésima vez algún capítulo de “Friends”.