Una especie de familia

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

El destino de un niño en una adopción ilegal, el lugar que ocupan cada uno de los intervinientes en un hecho que de tan común en nuestro país se naturaliza. Pero como se trata de un director tan talentoso como Diego Lerman, que escribió el guión con María Meira, este film exige del espectador su máximo compromiso. Se basa en el raid emocional de una doctora de 38 años que viaja al norte de nuestro país porque un médico le avisa que hay un niño para ella. Esa mujer, encarnada con todos los matices de las dudas, la desesperación y la obsesión por Bárbara Lennie, encarna muchos de los dilemas morales a los que se enfrenta una sociedad en cuento a adopción, con todos los justificativos al alcance. Y en esta historia la médica se siente tan vulnerable, como la mamá que esta por parir y esta dispuesta a entregar a su hijo. La inteligencia del guión esta en mostrar como una persona de supuestas convicciones y bienintencionada, en un estado de fragilidad emocional, su marido no la acompaña en esta partida, hasta que ella le pide ayuda, puede caer en las formas mas oscuras, con dinero de por medio, actas y actos fraudulentos. Y hasta el ensayo de una reivindicación individual que deja tantos interrogantes y dudas éticas por responder. Acá no hay fórmulas fáciles, hay doble moral, una realidad angustiante, una pobreza sin límites, una organización delictiva aceitada. No se trata solo de malos y buenos sino de humanos con necesidades y locuras, seres que parecen transparentes y son opacos, otros que se ocultan detrás de una pátina de generosidad. Pero aquel que se siente inocente que tire la primera piedra. Un film que inquieta, que evita el discurso moralizante fácil. Que se construye como un thriller emocional y le deja al espectador el trabajo de las respuestas.