Una cita, una fiesta y un gato negro

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La suerte está echada

El tema de la desgracia que arrastran algunas personas fue tratado por Sebastián Borensztein en La suerte está echada, en la que casualmente trabajaba Julieta Cardinali. Ahora es el turno de la realizadora Ana Halabe, quien plasma la rivalidad entre dos amigas a partir de la "mufa" que supuestamente transmite una de ellas.

Una cita, una fiesta y un gato negro es una comedia que muestra el derrumbe personal y laboral que atraviesa Gabriela (Cardinali) cuando en su vida reaparece Felisa (Leonora Balcarce), una vieja compañera del secundario. Una buena idea que podría haber tomado el camino del thriller o del terror, pero que se encamina hacia la comicidad a partir de dos seres opuestos.

A Gabriela le pasa de todo: se siente engañada por su marido (Fernán Mirás), a quien le revisa el chat; le vacían su cuenta bancaria y, como si fuera poco, asaltan la pinturería que maneja junto a su esposo.

El film tenía un buen material entre manos para ser explotado de la manera más graciosa, pero todo se reduce a un sinfín de situaciones (muchas reiterativas, ya entendimos que la muchacha trae mala suerte) apenas simpáticas y a personajes como el que encarna Roberto Carnaghi, quien representa a la competencia de la protagonista, y aparece en un rol menor que, por esas cosas del montaje, se lleva el final de la película como si nada.

A pesar de la buena dupla que conforman Cardinali y Balcarce, secundadas por Rita Cortese y Juan Manuel Tenuta, no alcanza para tapar los baches de un relato plagado de personajes que intenta, también, burlar a la mala suerte. ¿Será el gato negro?.