Una cita, una fiesta y un gato negro

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Extraña suerte

La idea no es original ni novedosa. Desde "Fúlmine" con Pepe Arias en el cine local, hasta "La Chèvre" con Pierre Richard y su remake con Martin Short, la idea del personaje mufa que complica la vida de quienes están a su alrededor ha propiciado más de una historia.
En esta ocasión es Gabriela (Cardinali) la que padece a Felisa (Balcarce), una compañera de colegio a la que no veía desde hace tiempo y a quien le atribuye ser portadora de mala suerte. Lo cierto es que Gabriela tiene problemas con los proveedores de su negocio, una pinturería, y desde que se encontró con Felisa se le presentan hechos extraños, fortuitos, que la sugestionan cada vez más. Para peor, su marido está de viaje y las sospechas sobre una infidelidad agravan el panorama.
El relato se anima a ensayar -sin profundidad alguna- una mirada acerca de la suerte en sí misma y sobre cómo se vive según el lugar donde cada uno se para. Es sabido que lo que para unos es bueno, para otros no, y que la cadena de consecuencias a partir de una acción es tan imprevisible como ilimitada.
La historia tiene un tono de comedia ligera que no consigue despegarse de cierto ritmo televisivo, algo que se acentúa con una producción artística propia de un mal aviso publicitario.
Es meritorio haber logrado que la siempre lánguida y taciturna Leonora Balcarce se muestre sonriente y vivaz en un filme, es para destacarlo; no está mal en su papel, sin descollar da vida a su personaje con gracia. Como contraparte, Julieta Cardinali es convincente como la sufrida supersticiosa. En un aparte, Roberto Carnaghi se luce con su habitual histrionismo al servicio de una comedia bien intencionada, pero mediocre.