Una chica regresa a casa sola de noche

Crítica de Agustín Llanos - Madzine

“La puta… que peliculón” fueron las palabras que salieron de mi boca cuando pasaban los créditos. Impecable.
Primero que nada, perdón por esa introducción, pero sinceramente fue lo que sentí cuando terminó esta película. Fue esa sensación que uno siente en contadas ocasiones, con ciertas películas en la vida.

Una chica regresa a casa sola de noche es un thriller vampírico-romántico que llegó al BAFICI 2015, que finalmente hace su estreno en salas comerciales en Argentina. La historia sucede en la ciudad imaginaria iraní llamada “Bad City”, un lugar sin vida en donde los valores básicos humanos han desaparecido y lo que reina es el dinero, la corrupción, las drogas, la misoginia, y el petróleo. Él (Arash Marandi), un joven honesto que busca ganarse la vida, manteniendo y cuidando a su padre drogadicto (Marshall Manesh). Y ella (Sheila Vand), una vampira moderna que deambula por las calles buscando presas, pero no sólo por el hecho de alimentarse, sino para proteger a aquellos que lo necesiten.

La impecable fotografía en blanco y negro es uno de los aspectos fundamentales de esta película, ya que crea el oscuro ambiente que rodea y moldea a nuestros personajes y nos entrega unas tomas deslumbrantes. Muchas veces consigue ese efecto de comic que logra Sin City, pero sin llegar a tales extremos, como si fuera un sueño (o tal vez una pesadilla). El gran trabajo de cámara se mezcla con una banda sonora moderna, momentos de erotismo, romance y belleza que muestran el talento y el sentimiento de la directora Ana Lily Amirpour.

Los estereotipos están ahí -la prostituta que quiere más de la vida, el vendedor de drogas arrogante, el padre que desvaloriza a su hijo, la chica rica- pero están tan bien construidos en esta historia tan particular, con diálogos minimalistas, que se mezclan y fluyen en el relato. También tenemos muchos de los aspectos -a modo de homenaje- del cine de los años 50, como el protagonista que es un claro James Dean, con su auto clásico, y el pueblo inspirado en los spaghetti westerns. Esta conjunción de géneros, estilos, personajes esperemos sea un deleite para los amantes del cine tanto como lo fué para mí.

Pero el aspecto más poderoso de la película es el personaje de la vampiro. Esta yuxtaposición de dos elementos tan opuestos como lo son el chador (el elemento que le cubre la cabeza y el cuerpo a las mujeres en los países de medio oriente) usado como capa de drácula, crea esa mezcla de opresión y dominación, y hace al personaje poderoso y misterioso a la vez. La actriz Sheila Vand tiene una belleza simple pero deslumbrante, y el personaje siempre muestra una curiosidad por las personas y las acciones que la rodean.

Puntaje: 10 – Un clásico del cine moderno.