Una chica invisible

Crítica de Gastón Dufour - Cinergia

Invasión a la privacidad

En momentos en que la disposición de los contenidos por medio de los buscadores (que son los mensajeros, hasta que se demuestre lo contrario), está en la palestra de la discusión pública por la posibilidad de borrar de un plumazo la información que parece no tener fin ni control. Una chica invisible posee un humor negro por momentos bien logrado que encubre la idea de mostrar la pérdida de la intimidad, en este caso de manera violenta e injusta, en una invasión a la privacidad obscena, en manos de un ex novio posesivo y celoso (Pablo Greco), indicando y mostrándonos el mundo de hoy en el que todo se sabe y todo se ve; el famoso ojo que a todo tiene acceso en una dimensión mecánica y futurista con una ligera pizca de paranoia a gusto del consumidor.

Un buen elenco se presenta como ingrediente esencial, en el que las mujeres (Lola Ahumada y Andrea Carballo) hacen la mejor parte y la descosen, en términos claramente futbolísticos. Todos somos observados (o al menos eso nos hace sentir este mundo posmoderno que no creíamos que llegaría a ser cierto con tanta vehemencia) pero está aquí. Entre nosotros.
En algún que otro pequeño pasaje es Pitch Perfect, conocida por aquí como Notas perfectas (lo siento si detestan la comedia teóricamente burda estadounidense, pero si se dejan llevan, no se van a arrepentir) y no solamente por una situación en común entre ambas que hace viral (para mal) a la protagonista. Los momentos de comedia que escapan a la paranoia obsesiva de persecución tienen con ella, aunque sean pocos, algunos elementos de intersección. Y en los otros puntos que define logra un humor descolocado que no debe envidiarle nada a los mejores exponentes de la comedia oscurísima.

El autor y director Francisco Bendomir remite a una idea que se planta en su mente en un momento determinado de su infancia. Se trata de un recuerdo que dispara brotes y crece sin parar desde aquella vez en que vio The Truman Show; esa idea y ese miedo fueron creciendo y así se convirtió en Una chica invisible.

Es muy interesante es la inclusión del animé que da título al film, que dispara aún más la imaginación del espectador a la vez que genera una ruptura, un quiebre, y nos adentra aún más en el mundo de la hija criada sin mucha atención por un padre (Javier De Pietro) que en ocasiones se deja llevar por su incompetencia.

Una chica invisible es una película muy interesante que deja al espectador el descubrimiento de algunas cuestiones sin poner distancia desde la puesta y lo que genera de quien se sienta a sorprenderse. Y mirar.