Una buena receta

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Recalentado

Hay películas que están hechas de sobras. Films creados para rellanar la cartelera, el canal de cable, la góndola de estrenos. De esas que uno conecta el fin de semana a la pasada y se la queda viendo. Con un actor conocido, algunos otros que giran a su alrededor (que los tenés de algún lado pero no te acordás de donde), que no aporta absolutamente nada en el aspecto técnico, narrativo, ni actoral. Una historia olvidable, que se confunde con otras. Vistas en el momento oportuno, hasta se pueden recordar con cariño. Una conjunción de casualidad y nulas exigencias (la hora de la siesta suele agarrarnos con la guardia baja) que las eleva por encima de lo que realmente entregan. De esa permisividad viven muchos films, entre ellos, se podría incluir Una Buena Receta (Burnt).

El “actor conocido” es Bradley Cooper. Y sus tres nominaciones al Oscar (El Lado Luminoso de la Vida, Escándalo Americano, Francotirador) son las que permiten que esta película menor sea estrenada en pantalla grande. Su personaje es Adam Jones, un chef llamado a ser la gran promesa del deporte culinario que termina chocando la Ferrari a puro drogas, ego y pimentón.

Una Buena Receta cuenta su regreso, y como debe aprender “lecciones” de vida. Y algo fundamental, para ser el mejor no alcanza solo con el talento, también hay aprender a ser “mejor persona”. Tan frívolo y deslucido como suena eso, así de compleja es la propuesta. Una historia que por momentos logra sostenerse por algunos secundarios interesantes como los de Alicia Vikander (El Agente de CIPOL), Emma Thompson (Sensatez y Sentimientos), y principalmente, Daniel Bruhl (Rush Pasión y Gloria), pero que no se salva de la mediocridad.

Una película que sabe a refrito.

Quemado, la traducción precisa del título original, resulta esclarecedora. Una película que sabe a refrito. Aunque su problema no radica solo en la falta de originalidad, sino en su torpe ejecución. Muchos personajes con la intención de lograr “complejidad”, pero que en la sumatoria se sienten insignificantes. Carente de pasión, la representación de cómo debe ser un buen plato de comida no encuentra su correspondencia en la película. Una Buena Receta entrega un menú desabrido y recalentado. Restos para distraerse un domingo a la tarde, pero que dejan sabor a poco.