Una buena receta

Crítica de Juan Ignacio Novak - El Litoral

Un menú fallido

Es inevitable no caer en el lugar común de utilizar metáforas culinarias para describir esta película. Pero la tentación es grande y, se sabe, la única forma de eludirla es ceder ante ella. De modo que hay que señalar que “Una buena receta” es un plato que tiene a disposición todos los ingredientes necesarios para ser delicioso, pero está mal preparado y peor servido, lo cual hace que resulte indigesto y soso. En rigor su título original “Burnt”, cuya traducción exacta es “quemado”, hace más justicia con la película que el más benévolo que utilizaron para presentarla en estas latitudes. Ubicada en una especie de limbo entre el drama y la comedia romántica, la película no encuentra nunca el rumbo.

Básicamente, es la historia de un chef llamado Adam Jones, un personaje conflictivo que quiere tener su revancha. En algún momento fue uno de los cocineros más reconocidos de Europa, pero su temperamento explosivo unido al consumo de drogas y otros vicios lo sentenciaron al ostracismo. Y tras una supuesta regeneración, que incluye castigos autoimpuestos, retorna al Viejo Continente para volver a ocupar el lugar que le corresponde y obtener las tres estrellas de Michelin, el máximo reconocimiento en su rubro. En ese derrotero, se encontrará con viejos amigos, cerrará cuentas pendientes, se enamorará y hasta tendrá tiempo de romper varios platos, insultar a sus nuevos compañeros y tratar de matarse.

No valía la pena

Nobleza obliga: hay que admitir que el elenco seleccionado es impecable. El protagonista es Bradley Cooper, uno de los actores encumbrados en la actualidad de Hollywood, quien demostró con creces su enorme talento. Lo secundan Sienna Miller, Omar Sy, Uma Thurman (en un papel breve para una actriz de este calibre), Daniel Bruhl, Emma Thompson (brillante intérprete, que aquí no tiene mucho para hacer) y Matthew Rhys. El interrogante que surge es: ¿Valía la pena desperdiciar semejantes intérpretes en una historia tan anodina como la que se presenta aquí? John Wells, uno de los directores que pasaron por las series televisivas “Shameless” y “E.R. Emergencias”, dirigió a un deslumbrante reparto encabezado por Meryl Streep en la brutal “Agosto”. No lo hizo mal. Pero esta vez falló, aunque es cierto que la forma en que filmó el interior de la cocina de un restaurante de alta calidad reviste algún interés.

Si de películas relacionadas a la gastronomía se trata, antes que “Una buena receta”, conviene retornar a clásicos como la conmovedora “El festín de Babette” (1987), la entrañable “Comer, beber, amar” (1994), la mágica “Chocolate” (2000) y la entretenida “Julia & Julia” (2009) que tiene como principal aliciente a la gran Meryl Streep en uno de los roles principales. O a la entrañable “Ratatouille”, la oscarizada obra de dibujos animados ideada por Pixar y Disney en el año 2007. El inefable Remy sí era un chef en cuyo restaurante todos los comensales querían repetir. Y nunca le fallaba la receta.