Una aventura extraordinaria

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Supervivencia y singular convivencia de un joven y un tigre de bengala

Algo sorprendente y digno del elogio está ocurriendo últimamente con la Academia del Cine y sus nominaciones y premios. Basta recordar que la elección como mejor film el año pasado recayó en una producción francesa y que hace apenas cuatro años otro tanto ocurrió con una de origen indio.
Pues bien, este año ambas cinematografías vuelven a estar presentes. A muchos sorprendieron las cinco nominaciones recibidas por “Amour” incluida la de mejor actriz (Emmanuele Riva), pero quizás aún más que compita dos veces por el premio al mejor film al figurar entre las nueve que aspiran al máximo galardón.
En cuanto a “Una aventura extraordinaria” (“Life of Pi”), pese a figurar como coproducción entre los Estados Unidos y China, también se la puede considerar (al menos en forma parcial) como india al ser sus intérpretes en su mayoría de esa procedencia.
Ang Lee, su realizador, nació en Taiwán y este es su doceavo largometraje. Su carrera ha sido desigual aunque en el balance muy destacable. Basta recordar algunos títulos memorables para sustentar tal calificación. Nos referimos a “Sensatez y sentimientos”, “El tigre y el dragón “ y “Secreto en la montaña”, donde ganó como director y mejor música (Gustavo Santaolalla).
El comienzo de “Una aventura extraordinaria” no es de lo mejor del film, estando ambientado en Pondichery, probablemente el sitio más “francés” de la India. Pi en realidad se llama Piscine y su nombre provoca la burla de sus compañeros de colegio. El cuadro familiar integrado por sus padres y un hermano es el típico de cualquier película de Bollywood y parece presagiar que se está frente a un melodrama de ese origen. Por suerte, a los pocos minutos la decisión del padre de emigrar a Canadá y transportar consigo los animales del zoológico propiedad de la familia produce un giro dramático en la trama.
Y de golpe el escenario será un destartalado barco japonés donde aparecerá Gerard Depardieu, único actor conocido, en el rol de un muy desagradable miembro de la tripulación y que trabaja en la cocina del navío. Como consecuencia de una terrible tormenta serán pocos los náufragos y entre estos dos, que durante más de una hora, acapararán la atención del espectador. Uno será Pi y el restante un temible tigre de bengala (en verdad digital), que por error lleva el nombre muy humano de Richard Parker y que compartirá por varios meses un bote salvavidas. La “historia extraordinaria” del título alude a la supervivencia y convivencia de ambos protagonistas centrales y a las innumerables vicisitudes por las que deberán atravesar. La situación justifica la aparición de las más diversas especies marinas (tiburones, ballenas, peces voladores, delfines,etc) en un notable trabajo en la fotografía, edición y diseño de producción que justifican las numerosas nominaciones recibidas, casi tantas como la de la más nominada (“Lincoln” con doce).

Hay aún otra cualidad mayúscula en la propuesta que tiene que ver con las dudas y convicciones religiosas y espirituales del joven Pi Patel (sobresaliente interpretación de Suraj Sharma).
Cerca del epílogo la propuesta pierde un poco de fuerza, sobre todo en una escena en un hospital, pero la recupera cuando ya en el final hay algunas reflexiones que tienen que ver con la visión que tiene el protagonista desde su mundo, tan diverso al de nuestra civilización occidental.