Un viaje extraordinario

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Ante todo una aclaración. Siendo una historia basada en sucesos reales de personas que vivieron, y viven todavía, tengo la sensación que la gran maquinaria del cine que es Hollywood nunca produciría este filme, al menos por ahora, creo.

Presentada como una biopic sobre Donald Crowhurst (Colin Firth), un veterano de la Real Fuerza Aérea Británica y navegante aficionado, quien en 1968 decidió participar en la Golden Globe Race, una competencia náutica que consistía en ir alrededor del mundo sin escalas, de manera solitaria. Todo y sólo para obtener un importante premio en metálico, sanear sus finanzas y obtener reconocimiento. Tanto en la sociedad de referencia como de la familia de pertenencia.

El problema inicial de este texto fílmico es la tergiversación que produce la posible lectura del mismo a partir del titulo, una cosa es pensar el filme desde "The mercy" el original en ingles a "Un Viaje extraordinario"- El segundo lleva a centrar la mirada sobre la epopeya de ese hombre, en situación extraordinaria, por elección propia (vale la pena aclararlo), hasta las vicisitudes de ese viaje tanto espacial en relación al recorrido navegado como hacia ese viaje interior del personaje, en soledad plena.

El titulo original, cuya traducción literal seria "La Piedad", está más acorde al filme en su totalidad, pues con gran tino el director narra la historia desde los diferentes personajes y espacios en los que se van desarrollando las diferentes acciones con los distintos personajes.

Por un lado, la vida de Donald durante la travesía, su necesidad imperiosa de rever, repensar, recordar, su vida en familia y las decisiones que lo llevaron a tomar ese desafío transitando por los monstruos internos.

En segundo lugar la vida de su familia, Clare Crowhurst (Rachel Weisz) y sus tres hijos esperan su retorno, la mirada social esta puesta sobre ellos, y la entereza con que debe enfrentar el día a día ante la ausencia de su marido.

Mientras tanto, y a partir que las noticias que llegan son netamente favorables, su patrocinador Rodney Hallworth (David Thewlis) da rienda suelta a recoger los beneficios de su apuesta.

Nadie da cuenta de un mísero momento de piedad sobre el sufrimiento de esa mujer y sus hijos ante la ausencia e incertidumbre sobre la suerte de Donald.

De estructura bastante clásica, esos cortes sobre pensamientos sólo construyen una idea del director para poder instalar cierta empatia con el personaje-

Si algo sostiene el filme a lo largo de las casi dos horas de proyección son las excelentes actuaciones, un brillante Colin Firth quien va llevando a su personaje por todos los estados mentales posibles, desplegados por la soledad a la que se ve expuesto, no esta presente el "Wilson" de Chuck Noland en "Naufrago" (2000), ni el "Viernes" de Robison Crusoe, sólo el cuerpo de Donald con sus recuerdos y sus demonios.

Pasando por otra soberbia actuación de David Thewlis, y la sobresaliente performance de Rachel Weisz, quien transita y entrecruza sus emociones de manera sutil, afectuosa y estremecedora de manera simultanea.

Si necesita saber la razón de mi aclaración inicial, deberá ver la película