Un viaje en el tiempo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un argumento endeble sobre el amor trascendiendo los límites del tiempo y el espacio.

El amor lo conquista todo. A ese mensaje se han anotado incontables películas desde los orígenes de la cinematografía, con distintos métodos, sea sutiles u obvios. No es necesario señalar cuál enfoque es el que mejores resultados ha producido, y sí es necesario señalar que Un Viaje en el Tiempo es un ejemplo rotundo del daño que puede hacer la obviedad y la superficialidad a la hora de desarrollar un tema, por más arraigado que esté en la fantasía.

Un Teserear Glorioso

Meg Murry es una adolescente tan inteligente como infeliz que tiene problemas en la escuela. Sus compañeros la viven molestando y los docentes ya no saben cómo responder a su bajo rendimiento académico. Esta tristeza tiene mucho que ver con el hecho de que su padre, un prestigioso científico, desapareció dejando solas a ella, su madre y a su pequeño hermano. Un día todo esto cambia cuando tres guías celestiales entran a su vida con la intención de ayudarla a encontrar a su padre.

El guion de Un Viaje en el Tiempo es uno bastante endeble en su proceder. Su percepción del bien y el mal es exagerada, unidimensional y completamente carente de sutileza, incluso para los estándares de una película para niños. Sus diálogos carecen completamente de subtexto, oscilando entre lo explicativo y la comedia involuntaria.

Es una película que se toma muy a pecho la cuestión de “el amor es la respuesta” para la resolución de sus conflictos, a tal extremo de tener que enrostrárselo al espectador a cada paso del camino. Esto es una muleta que la narración no sacrificará por nada del mundo y tiene su más clara consecuencia en lo cansino de su ritmo, alargando innecesariamente (y no pocas veces) las escenas.

El desarrollo de personajes se adentra peligrosamente en el terreno de la indiferencia. Uno ve que sufren, entiende de dónde viene ese sufrimiento, pero no llegan a conmover; te da igual sus triunfos o sus fracasos.

No conforme con tener ese concepto exagerado y nada sutil, también lo es el cómo eligen encararlo visualmente. El uso de colores y texturas que propone es digno de una publicidad de impresoras por su excesiva saturación. El vestuario reduce a sus protagonistas a un chiste lamentable. Oprah Winfrey es un Goku canoso, mientras que el vestuario de Reese Witherspoon muchas veces parece una sábana amontonada y arrugada que le pusieron encima.

En materia actoral, a riesgo de generalizar, todos y cada uno de los miembros del reparto se encuentran en un callejón sin salida. Por más pericia que tenga como directora Ava DuVernay, y la capacidad que puedan tener los actores, no pueden superar las falencias del guion. El elenco no puede bordar las acciones y los diálogos de estos personajes sin hacerlos quedar como niños caprichosos.

Conclusión

Ni toda la brillantina del mundo puede salvar a Un Viaje en el Tiempo de zozobrar estrepitosamente. Entre su ritmo cansino y su humor involuntario, es un fallido absoluto tanto a nivel narrativo, como visual e interpretativo. Suban bajo su propio riesgo.